Oldcivilizations's Blog

Antiguas civilizaciones y enigmas

¿Existe un sistema tecnológico oculto a nivel mundial? 2/2


Autor: Manel Sancho (https://oldcivilizations.wordpress.com); fecha: 30/8/2023

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Antes se recomienda leer el artículo: ¿Existe un sistema tecnológico oculto a nivel mundial? 1/2

Antes de continuar hagamos una incursión en la posible existencia de una élite desde tiempos prehistóricos, aunque una visión más detallada será objeto de algún futuro artículo. Supongamos que dentro de nuestro propio sistema solar se libró una “Guerra Cósmica” muy antigua, en una fecha difícil de precisar, aunque se especula que pudo ocurrir entre hace unos 3,2 millones de años, más o menos cuando empezó el Cuaternario, y el final de la última glaciación, tal como nos cuentan antiguas tradiciones, mitos, tablillas sumerias, epopeyas de la antigua India, etc., por parte de una civilización con extensión interplanetaria, y que tenía su base en este planeta, la Luna, Marte y varios satélites de los gigantes gaseosos, como Jápeto, uno de los misteriosos satélites del planeta Saturno. Esta guerra fue tan destructiva que la avanzada civilización que la libraba casi fue aniquilada, dejando que sus élites sobrevivientes recogieran los restos lo mejor que pudieran y comenzaran, probablemente a través de sociedades secretas, el largo y lento ascenso de regreso a un nivel similar de desarrollo científico y tecnológico, que posiblemente habría sido proporcionado por estas mismas élites, que creemos formarían parte de los grupos de poder en la sombra. El curso de esa “Guerra Cósmica” y sus consecuencias estuvo poblado por un extenso panteón de dioses, de gigantes, de monstruos y, por supuesto, por humanos, en lo que creemos estuvo involucrada una avanzada tecnología genética. Consideremos que estas élites sobrevivieron a la «Guerra Cósmica«, tanto en focos esparcidos por la superficie de la Tierra, como posiblemente en focos fuera de este planeta en otros cuerpos celestes, dondequiera que se encuentren. Como todas las élites, estas tenían ciertas agendas, algunas de las cuales debían ponerse en práctica de inmediato para asegurar su supervivencia y la de la humanidad, y algunas de ellas probablemente eran de una naturaleza a más largo plazo, como mover la civilización en pasos progresivos para volver a un nivel similar a los logros tecnológicos y científicos como los que había antes de la «Guerra Cósmica«. Esto requeriría una extensión global de tal civilización, especialmente en la agricultura y el comercio. Para la conducción del comercio, especialmente, se requeriría un sistema exacto de pesos y medidas, y éste tendría que ser de extensión bastante universal, y además capaz de ser reproducido de manera simple y precisa en cualquier parte del planeta. Existe amplia evidencia que sugiere que los primeros sistemas de medida se basaron de hecho en estos cimientos y, una vez difundidos, el objetivo a más largo plazo de la construcción de la civilización comenzó a plasmarse. De manera similar, como herramientas de cohesión, conquista y de ofuscación, las religiones fueron promovidas por las mismas élites, y a medida que crecieron el comercio y el contacto entre civilizaciones, a menudo fomentado por las mismas élites, también cambiaron las agendas religiosas, a menudo. violentamente y otras sutilmente. Y aquí probablemente había ciertas recreaciones de una tecnología perdida mediante la cual los oráculos y las revelaciones podían, hasta cierto punto, organizarse y coordinarse. Ello implica que tales élites posteriores a la supuesta «Guerra Cósmica» funcionasen con objetivos de largo alcance, por lo que necesariamente deberían operar no solo de manera coordinada, sino en un modo continuo en el tiempo y a lo largo de la historia.

En resumen, sus descendientes modernos también evidenciarán sus propias agendas. Rastrear los miembros y los rasgos de esas élites en la antigüedad es, por supuesto, casi imposible. Pero uno puede abordar la tarea observando las políticas y prácticas de las élites conocidas de aquellos tiempos, y allí el cuadro se vuelve muy sugerente, ya que el comercio, la religión y la civilización misma estaban en manos de un sacerdocio astronómico-astrológico. Y esa élite trabajó entre bastidores para levantar y destruir civilizaciones enteras en pos de su objetivo final, que era el restablecimiento de una civilización global. Ese objetivo tenía que alcanzarse si la humanidad alguna vez iba a regresar a las estrellas y restablecer el contacto con parte de esa humanidad anterior a la «Guerra Cósmica«, con la que había perdido el contacto. Esta lista de suposiciones puede resumirse en una serie de preguntas: ¿por qué existe tal agenda (o agendas), quién está detrás de ella y cuál es su propósito? ¿Qué dicen o implican las historias antiguas y la ciencia moderna acerca de esta agenda? Quizás por último, pero no menos importante, ¿cuál es la conexión entre esta agenda y la «Guerra Cósmica» de los dioses que la precedió? Tales preguntas también resaltan los temas tecnológicos de este artículo, para sugerir que las élites existieron con una agenda para manipular a la humanidad en masa a través de la genética, las tecnologías y la religión, y hacerlo durante un gran período de tiempo. El objetivo distante sugiere que al menos algunas tecnologías y técnicas rudimentarias tenían que estar presentes y, en consecuencia, habría que buscar evidencia de estas cosas en el registro arqueológico y en los textos mismos. Además, asumimos la existencia de una civilización muy avanzada que luchó en una guerra interplanetaria cósmica, e incluso hizo estallar un planeta en nuestro sistema solar, situado entre Marte y Júpiter, donde hoy vemos el cinturón de asteroides. Además, hay abundante evidencia de que estas élites eran globales, que manipulaban tanto las finanzas como la religión y tenían una tecnología de comunicación para hacerlo. Las implicaciones de estas afirmaciones son bastante obvias, ya que una civilización capaz de volar planetas enteros implica una gran sofisticación tecnológica. Pero tal sofisticación también implica una capacidad similar de desarrollo que alguna vez existió en términos de ingeniería social y de tecnologías para manipular al ser humano mismo, es decir, para manipular su mente, su cerebro y su ADN. Algunas de estas tecnologías, y particularmente aquellas de manipulación cerebro-mente, posiblemente sobrevivieron por un breve período después de esa «Guerra Cósmica«, o que al menos fueron reconstruidas en forma rudimentaria. Como tal, la mera existencia de la posibilidad del uso de tales tecnologías en la antigüedad revela no solo las posibles agendas de esas élites, sino que también plantea la desconcertante posibilidad de que las grandes «revelaciones«, comenzando con Abraham y Moisés, así como con las diversas religiones, no eran más que los resultados de aplicar una determinada tecnología, y para servir a una agenda más o menos oculta.

La lectura de textos antiguos a la luz de la tecnología moderna plantea inevitablemente un problema importante para la apologética religiosa de las religiones reveladas. Pero la tarea no es resolver el dilema apologético sino plantear las preguntas y los problemas de la manera más completa posible. Este tipo de preguntas abre la noción completa de qué es un «texto» y cómo podría interpretarse. Una cuidadosa consideración de las preguntas esbozadas anteriormente, y de los parámetros del «escenario de guerra interplanetaria» en sí mismo, también revelará los tipos de evidencia a considerar, como serían la evidencia física, las evidencias materiales de artefactos anómalos, las evidencias y mecanismos de destrucción planetaria, y finalmente, y de ninguna manera la menos importante, la evidencia textual y legendaria de textos, mitos y tradiciones orales, así como de monumentos físicos y glifos antiguos. “Texto”, en otras palabras, se entiende en el sentido más amplio, como inclusivo de todas estas cosas. Nuestro enfoque es como el «texto» en el sentido propio de los escritos reales, los mitos orales y las tradiciones, como en los monumentos físicos en sí mismos, podrían iluminar aquellas agendas ocultas y sus propósitos.  En los propios estudios de la CIA sobre técnicas y tecnologías de manipulación mental, que podemos suponer que es bastante representativo del trabajo realizado en otros países, prácticamente se experimentó con todo el espectro, desde técnicas «suaves» como hipnosis, drogas, la creación y manipulación de cultos religiosos, percepción extrasensorial (ESP), privación y condicionamiento sensorial, hasta tecnologías “duras” como el uso de microondas, implantes cerebrales, psicocirugía y todas las combinaciones posibles de ellas. Estos experimentos incluyeron proyectos para el borrado de la memoria, la resistencia hipnótica a la tortura, los sueros de la verdad, la sugestión poshipnótica, la inducción rápida de la hipnosis, la estimulación electrónica del cerebro, la radiación no ionizante, la inducción por microondas de “voces” intracerebrales y una multitud de tecnologías aún más inquietantes. Cualquiera que haya sido la gran cantidad de tecnologías aún más perturbadoras, es crucial señalar aquí el uso de microondas para inducir la escucha real de voces en el cerebro humano. La implicación, de las potencialidades tecnológicas con respecto a la manipulación de la revelación u otro tipo de información, es bastante obvia.

En la época de Nikola Tesla se planteó algo parecido a las especulaciones de Tom E. Bearden, defensor de las ondas escalares y autor de Gravitobiology: A New Biophysics (Gravitobiología: una nueva biofísica), sobre las líneas de falla entre placas tectónicas como interferómetros escalares. Por lo que ya hemos visto, los comentarios de Tesla indican que algo así pudo haber estado en su mente. Y para esto necesitamos una breve excursión a la antigüedad y los intereses actuales. Obviamente, lo que es cierto sobre las líneas de falla que ocurren naturalmente en la Tierra como un interferómetro de un medio no lineal bajo tensión, también sería cierto para cualquier «falla» creada artificialmente mediante el uso de rocas no lineales que contengan cuarzo, colocadas bajo una enorme tensión como tal vez las pirámides de Egipto, serían, en opinión de Tom Bearden, interferómetros escalares masivos construídos por seres inteligentes. De hecho, tal conceptualización formó la base de la hipótesis de Joseph P. Farrell de que la Gran Pirámide de Egipto puede haber representado un sofisticado sistema de armas de destrucción masiva. Recientemente, el investigador alternativo Nick Redfern publicó un libro importante e intrigante sobre el interés del complejo militar-industrial en la arqueología antigua, titulado The Pyramids and the Pentagon: The Government’s Top Secret Pursuit of Mystical relics, Ancient Astronauts, and Lost Civilizations (Las pirámides y el Pentágono: la búsqueda ultrasecreta del gobierno de reliquias místicas, antiguos astronautas y civilizaciones perdidas). En él, Nick Redfern establece una tesis intrigante: “La teoría llena de controversia de que varias de las construcciones más impresionantes y legendarias de la humanidad, como las pirámides de Egipto, las estructuras similares que salpican franjas enteras de América del Sur y Central, y el Stonehenge de Inglaterra, se construyeron mediante el uso de tecnologías fantásticas perdidas hace mucho tiempo, es una teoría que provoca mucho interés y atención, así como voces discrepantes. En esencia, la asombrosa teoría sugiere que la elevación y colocación de enormes bloques de piedra en eras pasadas se logró mediante la manipulación y anulación de las fuerzas gravitatorias, o mediante antigravedad en términos simples. Lo que es aún más sensacional, el ejército de los Estados Unidos ha mostrado un interés profundo y demostrable en estos asuntos y creencias en particular. La historia continúa diciendo que el Pentágono se ha inspirado en secreto para investigar estos temas innegablemente alternativos al estudiar el trabajo de los autores en el campo de la investigación de los antiguos astronautas”.

Para los propósitos de este artículo solo observaríamos que tal interés en la antigüedad sería el desarrollo lógico de una “cultura total del poder total”, especialmente si se adhiriera a la visión de que existió una civilización tecnológicamente sofisticada en el planeta Tierra en una remota antigüedad, una civilización que codificó su ciencia en sofisticados mitos, metáforas, textos y monumentos. Todo parece indicar que éste ha sido un componente ideológico funcional de los grupos de poder en la sombra contemporáneos. Especialmente se trataría de la Alemania nazi. Además, en los tratos de posguerra con miembros del Eje (básicamente Alemania y Japón), este interés del complejo militar-industrial de los Estados Unidos puede no solo representar la cultura del poder total de esos grupos de poder en la sombra sino que puede representan el legado de esa influencia nazi en su desarrollo y formación de posguerra. En anteriores artículos de este blog hago mención a lo siguiente: “… la adopción, por parte de la Alemania nazi, de una nueva ciencia, totalmente al margen de la ciencia occidental, y que, sorprendentemente, es desconocida por la mayoría de la gente, incluso en los entornos científicos, como si nunca hubiese existido, aunque probablemente habría que estudiar a fondo estas extrañas y fantásticas teorías científicas, antes de rechazarlas radicalmente. Los horrores del nazismo no pueden ser motivo para rechazar el estudio de algunos de los importantes hechos que se produjeron durante su existencia”. Y creo que este nuevo artículo plantea innumerables preguntas sobre unos hechos realmente increíbles y que pueden estar relacionados con lo que estamos explicando. Los ovnis nazis (en alemán: Haunebu, Hauneburg-Geräte, o Reichsflugscheiben) eran aviones avanzados o naves espaciales que fueron desarrollados supuestamente por el Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial. Estas tecnologías no solamente aparecen en ficción sino también en varios textos históricos. Suelen aparecer en conexión con el nazismo esotérico, una ideología que vincula el nazismo con situaciones paranormales. Las hipótesis sobre los ovnis nazis están de acuerdo con la historiografía oficial en los siguientes puntos: La Alemania nazi reclamó el territorio de Nueva Suabia, en la Antártida, a la que envió una expedición en 1938, así como planeó otras; la Alemania nazi investigó avanzadas tecnologías de propulsión, incluyendo misiles y turbinas de Viktor Schauberger; algunos avistamientos de ovnis durante la Segunda Guerra Mundial, particularmente aquellos conocidos como «Foo Fighters», se consideraron como armamento enemigo por parte de los aliados.

Nueva Suabia (en alemán, Neuschwabenland) fue el nombre dado por la Alemania nazi a una parte de la Antártida que reclamaba como propia, entre 1939 y 1945. Debía su nombre al antiguo estado de Suabia. Lo que fue el territorio se localiza en la costa, aproximadamente desde los 12° Oeste hasta los 18° Este y entre los 70° y 75° Sur, incluyendo parcialmente la Tierra de la Reina Maud, una reivindicación noruega. Sin embargo, la Sociedad de Naciones, precursora de la ONU, no reconoció la soberanía de Alemania sobre estos territorios. El capitán Alfred Ritscher dirigió la tercera expedición antártica alemana (1938-1939). El propósito aparente era asegurar un área en la Antártida para una estación ballenera, como parte de un plan para aumentar la producción de grasa animal de Alemania. El aceite de ballena era entonces la materia prima más importante para la producción de margarina y jabón en Alemania, y los alemanes eran, además, el segundo comprador más grande de aceite de ballena noruego, importando anualmente unas 200.000 toneladas. Además de la desventaja de ser muy dependiente de recursos extranjeros, la inminencia de la entrada de Alemania en un nuevo conflicto fue una presión para las inversiones alemanas en el exterior. Otro objetivo, más oculto, era buscar un lugar para una posible base naval. El 17 de diciembre de 1938 la expedición a Nueva Suabia salió en secreto de Hamburgo hacia la Antártida a bordo del MS Schwabenland (Suabia), un carguero capaz de transportar aviones que fue adaptado para la expedición antártica en el otoño de 1938 en los astilleros de Hamburgo. El barco contaba además con una estación meteorológica. La expedición tenía 33 miembros, además de la tripulación del Schwabenland, compuesta por 24 personas. El 19 de enero de 1939 la nave llegó a la Costa de la Princesa Marta en la Tierra de la Reina Maud, estableció una base temporal y comenzó a realizar un reconocimiento cartográfico de la región. En las semanas siguientes se realizaron quince vuelos a bordo de dos hidroaviones de 10 toneladas sobre un área de unos 600.000 kilómetros cuadrados. El resultado fueron más de 16.000 fotografías aéreas. Para afirmar la reivindicación alemana sobre Nueva Suabia se colocaron tres banderas a lo largo de la costa y trece marcas más fueron colocadas en el interior. Esas marcas eran postes de aluminio con una esvástica en la parte superior, que fueron probadas previamente en el glaciar Pasterze, en Austria. También hubo un equipo de reconocimiento a lo largo de la costa, con el objetivo de registrar la geografía de la zona. La expedición también avistó por aire la presencia de fuentes termales con vegetación en el oasis Schirmacher. El lugar forma parte de la falla geológica del Atlántico y fue nombrado en honor del capitán Richardheinrich Schirmacher que dirigió el vuelo poco antes de la partida del MS Schwabenland hacia Alemania. En su viaje de retorno hicieron estudios oceanográficos cerca de la isla Bouvet y de Fernando de Noronha, arribando a Hamburgo el 11 de abril de 1939.

Dos expediciones más fueron programadas para 1939-1940 y 1940-1941. Se esperaba que éstas buscasen más territorios para la pesca de ballenas y sobre todo que sirviesen para ampliar la zona reclamada por Alemania en el continente. La segunda expedición también incluiría algunas expediciones militares que investigarían, probablemente, la viabilidad del establecimiento de bases navales con las que Alemania pudiese controlar el océano Atlántico sur y el océano Índico junto con el paso de Drake. Ambos proyectos fueron aparentemente cancelados por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Hay quienes dicen que algunos de los ovnis que han sido vistos por todo el mundo desde después de la Segunda Guerra Mundial pueden ser armas secretas fabricadas por el Tercer Reich. Muchos de los extraños objetos voladores avistados desde 1945 corresponderían en realidad a modelos de aeronaves diseñadas en su tiempo por los nazis y mejoradas probablemente durante estos años en el interior de bases secretas. Según ciertas informaciones, durante la guerra y en las cercanías de una ciudad bávara, en Alemana, se observó como una nave espacial se aproximaba volando a poca altura. Su tamaño, algo menor que el propio de una avioneta corriente, emitía un sonido silbante. En su parte baja presenta tres cúpulas semiesféricas y un punto azul oscuro. También se distinguía una esvástica con ángulos rectos. La nave, en su conjunto, resultaba bastante voluminosa y provocaba una sensación inquietante. La extraña aeronave descendía y tomaba tierra en una zona desierta, quedando iluminada suficientemente como para permitir observar con detalle tres cúpulas inferiores asentadas sobre sendos cilindros que servían de apoyo. El aparato no tenía ventanas, sino dos pequeños orificios enrejados. El disco volante estaba rodeado de extrañas placas metálicas en forma de palas de turbina. Tanto en las tres cúpulas inferiores como en la parte superior de este aparato se veían unas estructuras que semejan tubos salientes. El aparato tenía un diámetro de entre ocho y veinte metros y presentaba un aspecto temible. Unas semanas más tarde muchas personas afirmaban haber visto ovnis en aquella misma zona bávara. Podemos considerar, pues, que se trataba del mismo aparato o de otros similares. Quizá sea éste, simplemente, un testimonio más sobre ovnis, entre tantos otros, pero existen algunas singulares coincidencias entre los primeros avistamientos de platillos volantes y la fabricación de extrañas y secretas armas por los nazis al final de la Segunda Guerra Mundial. Coincidencias que podrían explicar el avistamiento antes relatado.

La primera referencia sobre platillos voladores nazis se puede ver en una serie de textos del experto en turbinas italiano, Giuseppe Belluzzo. El científico alemán Rudolph Schriever admitió haber desarrollado platillos voladores durante el período nazi. El ingeniero aeronáutico Roy Fedden remarcó que la única maquinaria capaz de aprovechar las capacidades atribuidas a los platillos voladores, era aquella diseñada por los alemanes cerca del final de la guerra. Fedden agregó también que los alemanes estaban trabajando en proyectos aeronáuticos muy inusuales, aunque no se explayó más en este asunto. Estos mitos fueron inspirados probablemente por el histórico desarrollo alemán del avión a reacción Me 262, el misil dirigido V1 y el misil balístico V2, que posteriormente formó la base de los primeros programas espaciales y de misiles de la Unión Soviética y de los Estados Unidos. Louis Pauwels y Jacques Bergier, en su libro El retorno de los Brujos, escrito en 1967, hicieron una espectacular revelación acerca de la Sociedad Vril de Berlín. Muchos años después, Jan van Helsing, Norbert-Jürgen Ratthofer y Vladimir Terziski ampliaron su investigación, relacionando la Sociedad Vril con los ovnis. Entre otras cosas, escribieron algo tan sorprendente como que la sociedad había contactado a través de la médium Maria Ostich, con una raza alienígena, experta en crear naves espaciales. En compañía de la Sociedad Thule y el Partido Nazi, desarrollaron una serie de prototipos de platillos voladores. Tras la derrota nazi, la sociedad se retiró supuestamente a una base en la Antártida y desapareció. Un punto importante es que ésta Sociedad Vril se relaciona con el Wotanismo de Guido von List, con la sociedad Thule, con varias «religiones» paganas de la Europa antigua, con el ocultismo, así como con las SS Anherbe y su castillo de Wevelsburg. El Wotanismo (nombre derivado de Wotan, término tradicional germánico utilizado para el nombre del dios Odín) es una religión especulativa en el plano de la aproximación al concepto de genetismo pagano. La religión wotanista contiene elementos de las tradiciones paganas germánicas con características procedentes del misticismo germánico, del misticismo nazi y con una doctrina teológica y cosmológica dualista de origen pagano. Terziski, un ingeniero búlgaro autoproclamado presidente de la Academia Americana de Ciencias Disidentes, afirma que los alemanes colaboraron en su investigación de aviación avanzada con las otras potencias del eje, Italia y Japón, y que continuaron el desarrollo tras la guerra, desde Nueva Suabia. Él dice que los alemanes alunizaron aproximadamente en 1942 y establecieron una base subterránea en la Luna. Cuando los rusos y los estadounidenses llegaron secretamente a la Luna en la década de 1960, dice Terziski, estuvieron en esta base que aún funcionaba. Según Terziski, «hay una atmósfera, agua y vegetación en la Luna«. Por esto la NASA oculta y excluye al tercer mundo de la exploración lunar. Terziski ha sido acusado de fabricar la evidencia fotográfica y los videos. En 1978, Serrano, un diplomático chileno y simpatizante nazi, publicó “El Cordón Dorado”, en donde afirmaba nada menos que Adolf Hitler era un avatar de Vishnú y estaba en contacto con dioses hiperbóreos en una base subterránea en la Antártida. Serrano predijo que Hitler llevaría una flota de ovnis desde su base para establecer el IV Reich. En 2006 el escritor Felipe Botaya escribió la novela de ficción “Antártida 1947”, relacionada con lo acaecido en la operación Highjump, la mayor ofensiva militar llevada a cabo por Estados Unidos contra una supuesta base militar alemana en la Antártida en 1947. El autor de la novela se ampara en varias circunstancias, pero lo relacionado con la operación Highjump sigue siendo material clasificado. Hay muchas incógnitas oficiales sobre el tema y, además, a raíz de todo esto se formó toda la campaña orquestada para dar salida a la luz pública el fenómeno ovni.

Otra fuente en la que parece se inspiraron los ocultistas nazis es en una serie de textos antiguos, escritos en sánscrito. En efecto, la cultura de la India, rica en textos antiguos, describe naves voladoras de formas, colores y tamaños diferentes a las cuales llaman Vimanas.  Ejemplos de estos textos son el Mahabaharata, el Ramayana, el Bhagavad Gita, el Kiratarjuniya y el Samarangana Subtrahara (escritos antes del 3.000 a. C.). Según ellos, en la India, algunos milenios antes de Jesucristo, existieron vehículos voladores, denominados Vimanas o Pushpaka, donde las personas que se montaban en ellos podían volar hacia los cielos y dirigirse a las estrellas y a mundos lejanos, para luego retornar a La Tierra. En el Ramayana podemos leer: «Un hombre puede utilizar esta nave para trasladarse de forma maravillosa y cubrir grandes distancias en el cielo. También con esos métodos se puede construir una Vimana grande como un templo. Debe haber cuatro depósitos de mercurio en su interior. Cuando son calentados por medio de un fuego controlado, la vimana desarrolla un poder de trueno por medio del mercurio. Si este motor de hierro, con uniones adecuadamente soldadas, es llenado de mercurio y el fuego se dirige hacia la parte superior, desarrolla una gran potencia con el rugido de un león e inmediatamente se convierte en una perla en el cielo«. En estos vehículos voladores las personas que se montaban en ellos podían volar hacia los cielos y dirigirse a las estrellas y a mundos lejanos, para luego retornar a la Tierra. Y en el Mahabaharata leemos:“Los Vimanas eran máquinas volantes que tenían la forma de una esfera y navegaban por los aires por el efecto del mercurio que provocaba un gran viento propulsor. Los hombres alojados en los Vimanas pueden recorrer grandes distancias en un tiempo maravillosamente corto. Danava era el disco destructor que poseía armas terribles lanzando relámpagos de fuego espantosos y capaces de destruir ciudades. Cukra, a bordo de su Vimana de gran potencia lanzó sobre la ciudad un único proyectil cargado con la potencia de todo el Universo. Una humareda incandescente, semejante a diez mil soles se elevó en todo su esplendor. Se levantó un viento terrible, la naturaleza enloqueció y el sol giró sobre sí mismo. Los enemigos caían como briznas de hierba destruidas por las llamas, hervían las aguas de los ríos y los que se lanzaron en busca de salvación murieron sin remedio. Ardían los bosques. Caballos y elefantes corrían desesperados entre el fuego. Cuando el viento disipó la humareda de los grandes incendios, se vieron millares de cuerpos calcinados por el rayo terrible”. Este «rayo terrible» aparece como el «Arma de Brahma«.

Asimismo tenemos otro libro llamado Samarangana Subtrahara. Este escrito dedica nada más y nada menos que 250 versículos a hablarnos de estas extrañas naves. En este libro, descubierto en la India por un grupo de investigadores ingleses en 1908  y cuyo nombre hindú traducido a nuestro idioma sería, “Tratado de Aeronáutica”, se divide en varios capítulos, construcción, mecánica de motores, energía de motores, estrategia o planes de vuelo: «El secreto de la fabricación de los Vimanas no puede ser desvelado, y esto no es por ignorancia, sino porque los detalles de la construcción deben mantenerse en el mayor secreto para impedir que alguien pueda fabricar un Vimana con fines perversos. El cuerpo del Vimana debe ser fuerte y duradero pero de material liviano como un pájaro volador. Por medio de la potencia graduada del mercurio se pone en movimiento el torbellino impulsador del carro aéreo. Un solo hombre puede viajar de manera maravillosa y ascender muy alto por los cielos. Puede construirse un Vimana tan grande como el ‘Templo de la Divinidad’. Para ello hay que utilizar cuatro depósitos de mercurio en la parte inferior; una vez calentados estos, puede desarrollarse por medio del fuego controlado una potencia equivalente al rayo. Muy pronto el Vimana asciende convirtiéndose en una perla en el cielo. Por medio de los Vimanas los hombres pueden ascender a los cielos y los seres del cielo pueden descender a la Tierra«. Finalmente en el Bhagavad Gita encontramos que el conocimiento del Universo no era un secreto para los tripulantes de las vimanas. Según el Bhagavad Gita: «Existen infinidad de universos e infinidad de planetas dentro de cada universo, y cada planeta está lleno de diferentes variedades de población«. La propulsión se realizaba mediante mercurio, unido a técnicas vibratorias de determinados sonidos capaces de desencadenar poderosas energías y, tal y como se describe en el Vymaanica-Shaastra, los pilotos eran preparados para volar, para obtener imágenes en vuelo de los “carros voladores” enemigos, escuchar sus conversaciones y técnicas capaces de hacer perder el conocimiento a sus pilotos.

¿Alguien ha pensado en por qué los avistamientos modernos de ovnis empezaron a producirse a partir de 1947, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, y no antes? Fue exactamente el 24 de Junio de 1947 a las 2 de la tarde cuando el experimentado piloto norteamericano Kenneth Arnold, miembro de la organización de seguimiento y rescate Airafox, mientras volaba con su avioneta desde Chelalis a Yakima, en el estado de Washington, con la intención de encontrar un avión militar accidentado, avistó cerca del Monte Rainer una formación de extrañas aeronaves circulares que le parecieron «como platos deslizándose sobre el agua«. Fue así como se acuñó el término «platillo volante«. Kenneth calculó su velocidad en 2.400 km/h, una velocidad desconocida en 1947. Y precisamente fue en 1947 cuando parece que los aliados lanzaron su fallida Operación Highjump contra las bases del Tercer Reich en la Antártida. También es en 1947 cuando curiosamente se funda la CIA. La Segunda Guerra Mundial terminó en 1945, y dos años después empezaron a sucederse sin interrupción hasta la actualidad avistamientos de Objetos Voladores No Identificados (OVNIs), llamados UFOs en inglés, que hacen maniobras imposibles para los aviones convencionales, como cambiar su dirección de vuelo en ángulo recto o pasar del reposo a una velocidad enorme en un instante. Aunque la historia, desde la antigüedad, está llena de avistamientos ovni, durante el siglo XX no se habían notificado tantos avistamientos antes de la Segunda Guerra Mundial. El Tercer Reich fue para Alemania un desastre a nivel humano y social, pero una época de progreso en todos los campos científicos y tecnológicos: Alemania poseía los autos más rápidos, los aviones más veloces y de mayor autonomía de vuelo, la primera televisión (durante los Juegos Olímpicos de 1936), la industria farmacéutica más pionera, etc. Pronto volaron los primeros aviones a reacción Me-262 y los primeros misiles de largo alcance V2. Todo esto es conocido. Pero mucho menos conocida es otra tecnología que, por razones obvias, los alemanes del Reich mantuvieron en secreto y sobre la que los aliados, una vez tuvieron noticia de ella, mantuvieron el más absoluto silencio. Basándose en la filosofía ocultista del Tercer Reich (basadas en las sociedades esotéricas Thule y Vril), científicos nazis habrían conseguido avances científicos (especialmente aeronáuticos y astronáuticos) de una magnitud inimaginable. El conocimiento de misteriosos aviones circulares alemanes propulsados por motores anti-gravitacionales con el nombre en clave de “Vril” y “Haunebu”, que supuestamente fueron desarrollados no basándose en la técnica convencional, sino en una nueva técnica surgida de la filosofía ocultista y sus misteriosos contactos con supuestas avanzadas civilizaciones, que ha sido siempre negado por las fuerzas aliadas. Muchos podrán pensar que es imposible que los alemanes en tan corto espacio de tiempo desarrollaran tan fabulosa técnica, pero olvidan que no se basaron en los principios científicos clásicos, sino en la filosofía ocultista de las sociedades germánicas como Thule y Vril.

Así, por ejemplo, el científico alemán Viktor Schauberger era un convencido defensor de la «implosión en lugar de explosión«. Rechazaba el motor de explosión, pues éste se basa en la destrucción (explosión), ya que opinaba que la creación divina es siempre constructiva. Por lo tanto, una técnica basada en la destrucción es contraria a las leyes de Dios y puede denominarse como técnica satánica. En su lugar, proponía los motores de implosión. Éste es tan sólo un ejemplo de la filosofía de estos extraños científicos. Gracias a la forma de pensar del Tercer Reich, los alemanes avanzaron en tecnología en pocos años lo que los aliados no avanzarían en cien años. El «Andromeda-Gerät» o «aparato Andrómeda» era una nave nodriza. Desconocemos si llegó a construirse antes de terminar la Segunda Guerra Mundial; pero de no ser así se construyó en Nueva Suabia tras la guerra, con los planos y diseños previos. Tenía forma de cigarro de unos 130 metros de longitud; y esto coincide con la descripción de muchos pilotos de vuelo que dicen haber visto ovnis con esa forma u otras formas. A algunos de ellos los aliados los llamaban Foo-fighters y sus creadores alemanes «Kugelblitze» («rayos-bola«) o «Feuerbälle» («pelotas de fuego«). A partir de 1944, los pilotos aliados que sobrevolaban Alemania para bombardearla empezaron a reportar informes sobre extrañas bolas brillantes casi transparentes que se situaban junto a ellos y les acompañaban durante kilómetros. Según estos informes, no podían derribarlas aunque les disparasen y toda maniobra para despistarlas era inútil. Mucho se ha especulado sobre la función de este arma antiaérea, pero al parecer interfería los sistemas eléctricos y los radares de los bombarderos aliados. En ocasiones, su presencia era tan molesta a los pilotos o les causaban tantos trastornos, que un bombardeo previsto tenía que ser suspendido y la escuadrilla de bombarderos regresaba a su base. Los globos de fuego aparecían repentinamente, acompañaban a los aviones durante kilómetros y, según revelan los informes oficiales, parecían estar controlados por radio desde el suelo. Esos «globos de fuego» descritos por la prensa de la época son conocidos por los ufólogos como foo-fighter. Y, como queda claro, eran considerados por los pilotos aliados como algún tipo de arma secreta nazi.

Se identificaban los foo-fighter con un arma secreta anti radar: En otoño de 1944, en Oberammenrgau, en la Baviera alpina, un centro experimental patrocinado por la Luftwaffe habría ultimado una serie de investigaciones relacionadas con aparatos eléctricos capaces de interferir en el funcionamiento de los motores, hasta un máximo de 30 metros de distancia, mediante la producción de intensos campos electromagnéticos. Averiando el circuito de ignición de los motores de un aeroplano se habría provocado infaliblemente la caída de éste. Para convertir la invención en prácticamente eficaz, los técnicos alemanes se proponían, empero, triplicar por lo menos el radio de acción del arma, pero cuando el conflicto concluyó, los experimentos en tal sentido apenas habían sido esbozados. Entretanto, como producto  derivado de estas investigaciones para su inmediato empleo bélico, otro centro, regido combinadamente por Albert Speer, ministro de Armamentos y Guerra,  y por el Estado Mayor Técnico de las SS, había adaptado la idea del «estorbo radiofónico de proximidad» a la interferencia sobre los mucho más delicados y vulnerables aparatos electrónicos de los cazas nocturnos americanos. Así había nacido una original máquina voladora, redonda y acorazada, más o menos semejante al caparazón de una gran tortuga. Se movería con un motor especial a reacción, también aplanado y circular, que recordaba como principio físico a la famosa eolípila de Herón y generaba un vasto halo de llamas muy luminoso. Por eso había sido llamada «Feuerball«. No llevaba armas ni pilotos. Teledirigida en el acto de despegar, seguía después automáticamente a los aparatos enemigos, atraída por sus llamas de escape y aproximándose a ellos sin chocar, lo cual bastaba para poner en estado crítico sus aparatos de radar. Herón de Alejandría (10–70 d. C.) fue un ingeniero y matemático helenístico, que destacó en Alejandría (en la provincia romana de Egipto); ejerció de ingeniero en su ciudad natal, Alejandría. Este griego es considerado uno de los científicos e inventores más grandes de la antigüedad  y su trabajo es representativo de la tradición científica helenista. Su mayor logro fue la invención de la primera máquina de vapor, conocida como eolípila o la Fuente de Herón.

Si efectivamente el Tercer Reich nunca fue completamente destruido y subsiste actualmente oculto, formando parte de los grupos de poder en la sombra, no podría hablarse en absoluto de que el Tercer Reich perdiera la guerra. El propio Hitler había declarado: «En esta guerra no habrá vencedores ni vencidos, tan sólo muertos y supervivientes«. Las razones que los autores del hitlerismo esotérico apuntan para que Alemania no venciese en la guerra a pesar de esta sofisticada tecnología son varias, entre ellas que el desarrollo de esa tecnología llegó demasiado tarde, más bien entre 1944 y 1945, y no se pudo llegar a emplear militarmente. Ciertamente disponían de esa tecnología, pero no se llegó a tiempo a su fabricación masiva. Los ovnis de Hitler ciertamente eran muchísimo más veloces que cualquier avión existente, pero esto no bastaba. Se mostraron, al menos en esa fecha, no aptos como aeronaves de caza. Por alguna razón, los alemanes del Tercer Reich vieron la guerra materialmente perdida y decidieron replegarse, esperar un momento futuro en que la victoria del nuevo Reich fuese tan segura como contundente. No puede descartarse que poco antes del fin de la guerra se llegase a fabricar una limitada serie de platillos Haunebu II. Ésta posibilidad es apoyada por las numerosas fotos de ovnis tras 1945, que tienen un asombroso parecido con el modelo Haunebu II nazi. ¿Consiguieron los aliados esta prodigiosa tecnología como parte del botín de guerra? No lo parece, aunque no puede asegurarse. Pero sería una verdadera contradicción pensar que los alemanes fueran capaces de desarrollar semejante tecnología para luego dejarla caer en falsas manos. Sin embargo sí que podrían poseerlas los grupos de poder en la sombra. Los científicos alemanes responsables del desarrollo de esta tecnología y todas sus creaciones habían desaparecido a tiempo de Alemania para cuando la guerra terminó. Así por ejemplo, el terreno de la firma Arado en Brandenburgo, supuestamente empleado por la Sociedad Vril (Vril-Gesellschaft), fue completamente dinamitado y no quedó nada. Según parece, los alemanes dejaron a propósito señuelos para despistar y distraer a los aliados. Estos señuelos eran flamantes proyectos aeronáuticos del Tercer Reich, así como científicos como Werner von Braun, gracias al cual los americanos lograrían realizar el programa Apolo y llegar a la Luna, pero que estaban basados en la técnica convencional, como los motores de propulsión a reacción, a lo sumo. La técnica antigravitacional fue puesta a salvo con antelación. Según algunos autores, los ovnis de Hitler fueron escondidos en algún lugar de la Antártida, razón por la cual se pondría en marcha la Operación Highjump. Aun hoy hay gente convencida de que los nazis aun poseen una base de ovnis y que los llevaron allí, desmontados, en submarinos. Aunque es posible que están en posesión de los grupos de poder en la sombra.

Hay quienes afirman que los avistamientos ovnis que se observan en la actualidad se deben a la actividad de los platillos alemanes, pilotados por pilotos nazis. También han sido muchos los autores que sostienen que los alemanes del Tercer Reich hace muchos años que poseen una base en la Luna. Disponiendo de semejantes astronaves, no sería ningún problema para ellos alcanzar la Luna o Marte. Los ovnis del Tercer Reich no tendrían que preocuparse de llevar miles de toneladas en combustible líquido, ni del costo, como los programas espaciales de la NASA. Durante la misión Apolo 11 a la Luna, sus tripulantes mantuvieron una conversación con el centro de control en Houston, casualmente captada por unos radioaficionados que escuchaban un «canal reservado«, que revela que tuvieron un encuentro con aeronaves «muy superiores en tamaño y tecnología a las nuestras«. Según estos autores, la Luna estaría en manos de los alemanes nazis, razón por la cual los norteamericanos no han vuelto a ella, ya que los nazis les habrían prohibido poner pie en la Luna. Un informe vienés se refiere también a extrañas fotografías de ovnis tomadas desde naves espaciales. Asimismo de una nave tipo Haunebu-3 aproximándose desde la Luna a la Tierra, así como una enorme y extraña letra “S” trazada sobre el suelo lunar. El informe se pregunta: ¿Podría ser la inicial del término militar alemán Stützepunkt o “punto de apoyo”? Tal vez es por ello que ahora la NASA dice con cierto tono de desprecio que «la Luna ya no constituye un objetivo interesante para la Agencia Espacial«. La NASA declara que se interesa más por Marte, donde según autores como Jan Udo Holey o Hans Altmann también los alemanes están establecidos en construcciones subterráneas desde hace decenios. Los repetidos fracasos de la NASA en Marte tendrían su explicación en la actuación de estos astronautas nazis. Parece ciencia ficción, pero…

El 14 de diciembre de 1944, medio año antes de que los alemanes se rindieran, el prestigioso periódico estadounidense New York Times daba así la primera noticia sobre ovnis del siglo XX: “Los platillos volantes son un arma secreta. Una nueva arma alemana que ha aparecido en el frente occidental alemán. Hoy nos informan sobre ello nuestros pilotos de la USAF, afirmando que en los cielos de Alemania han aparecido unas ‘bolas de plata’ voladoras, que se han visto aisladas o en formaciones. Algunas parecían ser prácticamente transparentes”. Con el paso del tiempo, el avistamiento de naves impulsadas por energía antigravitacional se haría cada vez más frecuente. Los testimonios se multiplicaron, especialmente tras la capitulación del Tercer Reich alemán, y muchos de ellos hacían referencia a hechos acontecidos en los espacios aéreos del norte de Europa. Las noticias hablaban de ovnis de fabricación alemana. Se comentaban, sobre todo, los avistamientos de “abundantes formaciones” de los que, entonces aún, se denominaban “grandes cohetes”, nombre con el que se definía a los “aparatos voladores desconocidos y producidos por la industria armamentística alemana”.  Especialmente numerosos fueron los testimonios de avistamientos procedentes de Escandinavia, donde se instalaron varias y poderosas guarniciones alemanas que permanecieron allí hasta el final mismo de la guerra, ya que nunca resultaron directamente atacadas y vencidas por los aliados. En 1947, reaparecieron informes aislados, aunque con menor asiduidad. Sin embargo, pasados unos años los avistamientos habrían de aumentar tanto en frecuencia como en número y variedad. ¿Qué secreto se oculta tras estos avistamientos? Tal vez pasaron a ser controlados por los grupos de poder en la sombra.

Hoy se especula a menudo sobre la forma de encontrar y utilizar energías “alternativas” que palien la destrucción del medio ambiente provocada por la energía explosiva, los gases tóxicos, los residuos letales, etc.Pero lo cierto es que en aquellos tiempos ya se hablaba de que los alemanes trataban de hallar una “nueva ciencia”, una “técnica diferente y renovadora” con la que sustituir los motores de explosión, considerados destructivos en los círculos esotéricos del Tercer Reich, por otros de implosión cuya nocividad es nula. Aquellas investigaciones se basaban principalmente en la levitación electrogravitacional y la propulsión por “terriones” (fuerzas cósmico-telúrico-terrestres), en las que, según parece, se encontraba el núcleo de esa “otra técnica”, que distanció la cosmovisión nazi de las demás, en un intento de proporcionar al Tercer Reich una total independencia de “materias primas”, inaccesibles de otro modo, y energía abundante, barata y no contaminante. De hecho, y según se asegura, “los departamentos de investigación U-13 y E-4 de las SS nazis trabajaban febrilmente para realizar y perfeccionar esas tecnologías, inconcebibles para la mayoría del pueblo y para el resto de la humanidad”. Un buen ejemplo de este trabajo serían las “peonzas voladoras Haunebu” de Víctor Schönberger, que funcionaban ya con fuerzas de levitación no contaminantes ni generadoras de ruidos. Esos “platillos volantes” de las diferentes series Haunebu, de los que existen fotografías obtenidas por los aliados cuando invadieron el territorio del Tercer Reich, tienen especial importancia. Estas “peonzas voladoras” estaban movidas por un propulsor electrogravitacional de “terriones”, al que se dio el nombre de “Terrionador Thule”, que estaba acoplado a un generador de bandas de ondas tipo Van Der Graff, a un aparato magnético productor de energía a base de carbón y a una dinamo cónica de energía de turbina tipo Marconi. El generador de Van de Graaff es una máquina electrostática que utiliza una cinta móvil para acumular grandes cantidades de carga eléctrica en el interior de una esfera metálica hueca. Las diferencias de potencial así alcanzadas en un generador de Van de Graaff moderno pueden llegar a alcanzar los 5 megavoltios. Las diferentes aplicaciones de esta máquina incluyen la producción de rayos X, esterilización de alimentos y experimentos de física de partículas y física nuclear. La construcción práctica de aparatos basados en esos principios de propulsión se debió a la inventiva del capitán alemán Hans Koheler y que ya en 1944 fueron fabricados en serie los conversores de “terriones” tanto en fábricas de la empresa AEG como de Siemens.

El propulsor de Koheler –se dice en un informe– precisaba, para ponerse en funcionamiento de una energía inicial muy baja y mínima que podía serle proporcionada por un acumulador eléctrico que lo activaba. Después de poco tiempo el conversor de carbón ya funcionaba automáticamente con plena autonomía, puesto que se convertía en un generador de energía que actuaba, sin consumirse, como un ‘catalizador’. En este caso, la energía se producía a partir de nada consumible. Se originaba, eso sí, una transformación de las fuerzas electrogravitacionales existentes en el interior de la Tierra en electricidad utilizable. Un principio de simplicidad genial cuando se ha logrado dominar y se sabe utilizar correctamente. El aparato volador Haunebu-2  poseía un cañón de grandes dimensiones que habría de provocar una impresión inolvidable en toda persona que lo contemplase sin estar preparada para ello o sin saber de qué se trataba, pues superaba los 25 metros de diámetro y en su eje central alcanzaba los 10 metros de altura”. Que algunos artefactos bélicos alemanes tenían una extraña forma discoidal no es ningún secreto. Así, bajo la designación de V-4 (solo se han hecho públicos la V-1 y la V-2) se construyeron varios discos voladores para ser empleados como “bombas volantes”. Así, los datos proporcionados aseguran que en 1941 ya habían sido acometidos los estudios para diseñar la “peonza volante” de Schriever-Habermohl, un avión de forma circular y despegue vertical provisto de motores de “reacción convencional”, efectuándose a finales de 1942 las primeras pruebas de vuelo, durante las cuales se constataron graves errores de construcción. Paralelamente, y después de una larga serie de ensayos, el ingeniero Richard Miethe comenzó a trabajar –también en 1942– en la construcción de aparatos que volaran y tuvieran forma de disco. De sus investigaciones, realizadas en colaboración con el científico italiano Giuseppe Bellonzo, surgiría una nueva versión de la V-7. Transcurrido un tiempo, y bajo el apoyo del propio Hitler, los equipos “Miethe-Bellonzo” y “Schriever-Habermohl” entraron en contacto con el propósito de aunar esfuerzos para realizar coordinadamente sus investigaciones y hacer otras en conjunto. Finalmente sus esfuerzos dieron como fruto el increíble V-7, aparato similar a un helicóptero ultrasónico que presentaba doce agregados tipo turbo BMW-028. En su primera prueba se remontó a una altura de 20.813 metros de altitud, alcanzando en la segunda 24.200. Y todo ello utilizando helio como “combustible de base”.

Por otra parte, se desarrolló también otra línea más secreta de “discos volantes” conocida como serie Vril. De ella se ocupó el “grupo Schumann” en íntima relación con el departamento E-4, de la SS nazis, especializado en las llamadas “armas milagrosas”. Hoy sabemos que llegaron a construirse 17 aparatos de la serie Vril-1. Su diámetro era de 11,56 metros, podían alcanzar velocidades de 2.900 km/h y llevaban un cañón teledirigido como dotación de combate. El Vril-1 era el equivalente revolucionario de un “avión de caza”, mientras que el Vril-9 era un “caza monoplaza”. Curiosamente, su diseño parece coincidir con el del aparato que fue visto en la Luna por el astronauta norteamericano Edwin Aldrige. También se asegura que aunque al final de la Segunda Guerra Mundial resultaba evidente que era imposible coordinar los esfuerzos y mermaban los recursos, los nazis no dejaron en ningún momento de perfeccionar sus armas. Es más, al ir dominando la tecnología de propulsión electrogravitacional –se asegura– obtuvieron mayor velocidad, maniobrabilidad y otras prestaciones en los aparatos. Así, se afirma, que en una fase intermedia, en la ciudad alemana de Neustad y bajo el control de tropas técnicamente especializadas de la SS nazis, se desarrolló el proyecto “Bola de fuego”, al que los estadounidenses denominaron acertadamente Foo-fighter. Estas “bolas de fuego” eran dirigidas, mediante ondas de radio, hasta la proximidad de las formaciones aéreas aliadas. Posteriormente, los sensores de ondas infrarrojas de que iban provistos estos artefactos eran los autores del contacto final con el objetivo a destruir. El sistema se basaba en la búsqueda de fuentes de calor emitidas por los gases de escape de los aviones enemigos, haciendo que su radar resultara automáticamente destruido, dejando a los tripulantes sin orientación operativa y casi a la deriva. Se sabe que, en una fase posterior de este proyecto, se idearon unos “tubos especiales” que funcionaban descargando de electricidad el objetivo y provocando, por tanto, un “total fallo del motor” o una “ausencia repentina de electricidad”. Un fenómeno muy similar al ocurrido en algunos avistamientos de ovnis, en los que los vehículos motorizados se detienen bruscamente sin conseguir que vuelvan a funcionar mientras dura la presencia del ovni. Es evidente que estos aparatos volaron y se utilizaron en aquella época. Pero ¿continúan haciéndolo hoy? Si los comparamos con las fotografías de ovnis tomadas en distintos lugares en nuestros días, podemos observar una enorme semejanza entre ellos y los artefactos que construyeron los nazis.

Prueba de ello es que, con motivo de uno de los primeros discos voladores, avistado en Praga a comienzos de 1945, la prensa asociaba totalmente el fenómeno a los nazis, titulando así la noticia: “Los discos voladores inventados en Alemania”. Sin embargo, al poco tiempo, y movidos tal vez por la ciencia-ficción de moda en ese tiempo o quién sabe si por otras oscuras intenciones, se comenzó a especular sobre el “peligro de invasión extraterrestre”. El mismo Jimmy Carter, presidente de Estados Unidos en aquella época, declaró que él, personalmente, había visto un ovni. Incluso en algunos círculos científicos se llegó a comentar que “el presidente de Estados Unidos y el Secretario General del PC de la URSS habían hablado seriamente sobre la posibilidad de sufrir un ataque masivo de ovnis”, hablando de ellos como si se tratara de naves venidas del espacio exterior. Sin embargo, años después de que los rumores sobre “visitantes extraterrestres” se extendieran por todo el planeta, la revista estadounidense Examiner volvía a la tesis de finales de la guerra en un artículo publicado el 26 de mayo de 1988 bajo el título ¡El misterio de los ovnis, desvelado!, y en el que se decía: “El secreto sobre los ovnis estaba ya resuelto hace mucho tiempo, si es que existió alguna vez. Los extraterrestres son, en realidad, nazis que desean reedificar su imperio. Los gobiernos del mundo están perfectamente informados de todo este asunto y, por ello, callan, y, al mismo tiempo, están verdaderamente aterrorizados”. Un dato más que parece dar pábulo a la “hipótesis nazi” es que en algunos informes sobre ovnis se habla también de la existencia de aparatos gigantescos, con forma de cigarro, que se han interpretado como naves nodrizas en las que se alojarían los “discos voladores” y que suelen viajar con mayor lentitud siguiéndolos. Pues bien, bajo un informe llamado Andrómeda, se escondía un proyecto para una nave nodriza; nave que –se asegura– existía ya en 1944, habiendo sospechas de que las había, incluso, con anterioridad a esa fecha. Con una eslora de 109 metros, estas naves aéreas gigantescas se impulsaban con propulsores tipo Thule y estaban proyectadas con una capacidad interior suficiente como para transportar y alojar un aparato Haunebu y varios de tipo Vril. Todos ellos –se añade– podían despegar de la nave nodriza durante el vuelo de la misma e, igualmente, retornar a ellas a través de unas escotillas laterales especiales. También se dice que estos gigantescos aparatos iban armados de cañones que podían emerger y recogerse de forma automática. Y lo cierto es que, tras la guerra, fueron capturados por los aliados dos proyectos de construcción de estas enormes naves Andrómeda. Ahora bien, sobre su fabricación real y operativa no se ha podido aportar prueba alguna. Sin embargo, y a pesar de no contarse con vestigios de la época, parece que actualmente existen aparatos tipo Andrómeda o similares y que han podido observarse perfectamente en vuelo. Las fotografías posbélicas de los “cigarros voladores” son abundantes.

Las fotografías tomadas por George Adamski, en 1952, de un “platillo volante” en el que eran claramente visibles los símbolos del Sol Negro nazi, hizo que se adoptaran urgentes y energéticas medidas. El sol negro es un símbolo ligado a la filosofía ocultista del nacional-socialismo nazi. En alemán Schwarze Sonne, también se refiere al término Sonnenrad (en alemán «rueda solar«), símbolo de esoterismo y de significado oculto, notable por su uso en el misticismo nazi. El sol negro es un símbolo esotérico compuesto por dos círculos concéntricos. El círculo interior posee la forma de un sol del que parten doce rayos, que en la concepción clásica de la rueda solar representaban el movimiento del sol a través del año. Los doce rayos, en sus extensiones, alcanzan el círculo exterior, donde sus ángulos se tuercen formando a la vez dos símbolos de importancia clave en el misticismo nazi: la esvástica y las runas Sig o Sigel, la runa de la victoria, cuya representación doble conforma el emblema de las SS nazis. El sol negro es un símbolo utilizado hoy en día por las ideologías neonazis, así como por los movimientos neopaganos. En un documento secreto de la CIA conocido gracias a una filtración, se decía que “ha sido estructurada una red de información a nivel mundial y se han cursado órdenes a las principales bases aéreas militares bajo nuestro mando para localizar, interceptar y abatir a los ovnis. Todo este tipo de información debe ser cuidadosamente ocultada y preservada del acceso público a fin de evitar un pánico general”. A partir de entonces las fotografías sobre discos voladores serían confiscadas o publicadas sistemáticamente como falsas. Además, se programó paralelamente una campaña orientada a atribuir un origen extraterrestre a los ovnis y a promover “evidencias” de la “normalidad” de visitas extraterrestres a lo largo de la historia, aunque yo personalmente pienso que ambas opciones son factibles. De esta forma se evitaba que se relacionen a los ovnis con los nazis, y se minimizaba, por tanto, la sensación de pánico mundial. O tal vez había, como creo, otras razones ocultas. Sin embargo, aunque existían múltiples narraciones poco creíbles sobre ovnis que tienen por protagonistas a “venusianos”, “hombres verdes” y extraños seres monstruosos, hay otros testimonios que deberían ser tenidos en cuenta.

Es el caso de cierto californiano, comerciante de cereales, que aseguró haber visto un ovni posado en la tierra y haber oído nítidamente a los tripulantes de la extraña nave expresarse en correcto alemán y no en un supuesto idioma extraterrestre. La reacción del gobierno estadounidense ante estas afirmaciones fue automática, intentando impedir una mayor difusión de esos datos. George Adamski no sufrió la misma suerte, pero fue porque afirmó haber contactado simplemente con venusinos. Y, sin embargo, los misteriosos diseños vistos por Adamski se parecen mucho a símbolos nazis, aunque él los relacionó con símbolos universales y ancestrales de Venus. Sin embargo, yo no descarto ovnis de otras procedencias, ya que la historia de los platillos volantes puede rastrearse a los largo de toda la historia de la Humanidad. Pero otro hecho que apoya la tesis del informe sobre el origen nazi de muchos ovnis es la misteriosa expedición a la Antártida realizada por los alemanes en 1938 bajo el mando del capitán Ritscher. Su objetivo, tanto científico como militar, consistía sobre todo en conquistar un espacio de este inhóspito territorio. Y así fue cómo el nombre del buque en el que se trasladaron los alemanes –Neu Schwabenland (Nueva Suabia) – fue puesto a una amplia zona de costa antártica. Años más tarde, en uno de los momentos más encarnizados de la Segunda Guerra Mundial, Döenitz, almirante de la Marina de Guerra del Tercer Reich, transmitió una misteriosa orden a las “fuerzas de reserva del último batallón” de submarinos, plenos de importantes misiones, de una tarea “especial adicional”. Respecto a los pormenores y detalles de sus instrucciones, nunca se ha podido saber nada con certeza y, hasta hoy mismo, permanecen en el más absoluto misterio. Hay que tener en cuenta que, en aquellos días, la flota submarina alemana era la más perfeccionada de todo el mundo. Hay plena certeza de que se construyeron submarinos anti sonar, dotados de propulsión eléctrica, desmontables y muy veloces. También se sabe que existían proyectos para construir otros submarinos superiores a los indicados. Y está demostrado que el transporte masivo de hombres, víveres, municiones y miles de mercancías por vía submarina era totalmente posible y seguro para los alemanes. En realidad, el Tercer Reich jamás interrumpió su contacto permanente con Japón ni con otros puntos del planeta, formando parte de los grupos de poder en la sombra.

Pero, ¿cuáles eran los verdaderos objetivos, estratégicos y militares de aquella potencia submarina? Algunos dicen que parecían ser otros muy distintos a ganar la guerra entablada en la superficie. Lo cierto es que los documentos capturados por los aliados, relacionados con la armada submarina alemana, durante la Segunda Guerra Mundial, sus misiones, tácticas, objetivos, etc., aún están bajo secreto. Algo que añade más misterio al asunto es que, hasta hoy, no se sabe el paradero de cerca de cien submarinos alemanes, prácticamente indestructibles por causas naturales. Los aliados han revisado bien los hundimientos de submarinos alemanes y no les salen las cuentas. Pero tal cantidad de submarinos “volatilizados”, sin dejar ningún rastro, representa una enorme flota. Además, no se trata de submarinos normales, ya que incluso buena parte de los mismos eran del tipo U-21, unos super submarinos fabricados en las postrimerías del Tercer Reich y muy perfeccionados. Así, los tipos U-21 y U-23 eran de gran tamaño, pero estaban construidos por módulos y podían desmontarse para ser trasladados. Los enormes submarinos mercantes del tipo U-10 tenían gran facilidad para transportar los módulos individuales destinados a construir los anteriores o para transportarlos desmontados. La única explicación para este misterio implica nuevas preguntas: ¿Serán estos barcos desaparecidos los “submarinos fantasmas” que, desde 1945, son vistos de vez en cuando en el mar? ¿Dispondrán, para esconderse, de bases especiales, protegidas e indetectables, tal vez en el seno de los eternos hielos polares antárticos?  Al menos existen fotos que permiten apreciar la identidad entre un “submarino fantasma”, oficialmente de “origen desconocido”, y un submarino alemán tipo U-23.

Aprovechando el buen clima invernal antártico, en el invierno de 1946 y recién acabada la guerra en Asia, llegó a la Antártida, bajo el mando del almirante estadounidense Richard Byrd, una importante flota estadounidense. Esta expedición tenía como nombre clave High Jump (término inglés para designar el salto de altura). Después de una meticulosa y larga preparación, el convoy arribó a la Antártida en febrero de 1947; pero se dio por finalizada apresuradamente el día 3 de marzo de ese mismo año. Y en este ínterin, según documentos militares, se perdieron de forma “misteriosa” varios aviones de combate y hubo “bajas” de marines. No se informó abiertamente, pero parece que actuaron fuerzas misteriosas que repelieron la presencia militar americana e hicieron imposible su asentamiento. Tras cancelar la operación, repentinamente, el almirante Byrd comunicó a la prensa algo sumamente extraño y fuera de contexto: “Resulta una verdad muy amarga de admitir; pero en caso de un nuevo conflicto bélico, podremos ser agredidos por aviones que tienen la capacidad de volar vertiginosamente desde un Polo a otro. Se precisa tomar urgentemente adecuadas medidas de defensa para interceptar a los aviones enemigos que provengan de regiones polares. Especialmente interesa –y se precisa– circundar la Antártida de una zona de defensa y seguridad«. Todo parece indicar que el misterioso intento de invasión del territorio antártico alemán, la Nueva Suabia, por parte de Estados Unidos, resultó un rotundo fracaso. En 1958 se realizó una nueva expedición estadounidense a la Antártida; pero en esta ocasión se portaban armas nucleares. Llegaron allí en el frío y oscuro verano polar. En tres ocasiones se lanzaron misiles atómicos contra el territorio de Nueva Suabia, pero en ninguna de las tres ocasiones llegaron a tierra, sino que explosionaron –sorpresivamente– en pleno vuelo al aproximarse a la vertical de la costa. ¿Qué razón hubo para llevar a cabo aquellas empresas bélicas sobre la zona antártica? Y para rodear todo este tema de un completo secretismo, un último hecho podría aclarar más este enigma, ya que se conservan fragmentos de un informe alemán. Trata sobre una “misión suicida” que se llevó a cabo con un único Haunebu-3 que se construyó para ¡un vuelo a Marte! El Haunebu-3 tenía 71 metros de diámetro. Matemáticamente se calculó su capacidad de autonomía con propulsión electrogravitacional y resultó ser de 75.274.000 Km, es decir, que cubría suficientemente la distancia Tierra-Marte. Pero después el impulsor electrogravitacional quedaba inoperante. Un viaje en tales condiciones significaba, en consecuencia, un viaje a lo desconocido y, lo más probable, sin posibilidad alguna de regresar para la tripulación, según se dice compuesta por alemanes y japoneses. Pero así se decidió, según el informe mencionado, en el ultrasecreto departamento E-4 de las SS nazis, en la primavera de 1945; aunque fuese un postrer acto de sacrificio.

Tras despegar, según el informe, el cohete navegó durante ocho meses y medio alcanzando la superficie de Marte, como estaba previsto, a mediados de enero de 1946. Al parecer, no hubo problemas en el viaje, pero se piensa que con el propulsor electrogravitacional prácticamente agotado, la extremadamente tenue atmósfera marciana y la atracción gravitatoria, el aterrizaje de la nave no debió ser suave. Aun así no hay seguridad de que fuese un aterrizaje forzoso, porque –siempre según el informe– llegó con la energía mínima suficiente para contrarrestar la relativamente leve fuerza de gravedad marciana. Lo cierto, en cualquier caso, es que por ahora sólo podemos especular sobre aquella empresa espacial pionera y el destino de aquellos anónimos primeros cosmonautas. Y es que, por increíblemente fantástica que pueda parecer esta historia, es un acontecimiento contrastado, aunque, eso sí, celosamente ocultado al público. ¿Cabría la posibilidad de que la tripulación del Haunebu-3 encontrase algo más de lo que las actuales sondas no tripuladas han descubierto para nosotros, como verdaderos restos de una cultura o incluso refugios subterráneos habitables? Imposible saberlo. Aunque lo más probable, todo hay que decirlo, es que el Haunebu-3 esté hoy sepultado bajo metros de arena marciana. Se sabe que a principios de mayo de 1945 todos los centros alemanes de investigación aeronáutica recibieron la orden de Adolf Hitler de destruir toda evidencia sobre proyectos y armas secretas en desarrollo. Ya en aquella época los alemanes eran poseedores del cohete A-9, capaz de mantener a un astronauta en órbita permanentemente en torno a la Tierra. Según otra información divulgada, al final de la Segunda Guerra Mundial estaba también muy avanzada –en los laboratorios subterráneos secretos de Breslau– la construcción de cuatro prototipos de discos volantes, que formaban parte del programa Vergeltungswaffen (armas de represalia). Se dice que, en los últimos momentos, cuando los rusos presionaban por el frente del Este y los estadounidenses avanzaban por el Oeste, mientras Hitler y sus íntimos colaboradores se guarecían en el búnker berlinés, se embarcaron todos los planos y prototipos secretos de Breslau en un submarino que zarpó de Kiel con rumbo desconocido. ¿Arribó el sumergible a algún lugar secreto de América del Sur? ¿Llegó a la Antártida? ¿Continuaron los trabajos iniciados en Breslau en algún lugar ignorado? Si así fuera, tendríamos una explicación para esos ovnis tripulados por hombres altos y rubios, vistos poco después de terminar la Segunda Guerra Mundial.

Claro que ello no explicaría el avistamiento de todos los casos de ovnis. Porque ya los textos bíblicos hablan de misteriosas ruedas de fuego girando en el espacio. Y a lo largo de toda la historia humana encontramos innumerables relatos sobre ovnis, como puede comprobarse leyendo cualquier tratado al respecto. Los ovnis nazis podrían ser la explicación de fenómenos recientes y no de todos. Pero, ¿y anteriormente?  Podríamos pensar que la tecnología nazi coincidió, en mayor o menor medida, con visitas de otras civilizaciones superiores ¿extraterrestres o intraterrestres? O, tal vez, que los nazis las hubieran obtenido de esas civilizaciones. Se sabe que Hitler creía en la teoría de que la Tierra es hueca y que hizo esfuerzos por entrar en contacto con ese mundo subterráneo. Y la posible existencia de aberturas polares que conducen a este mundo del interior de la Tierra hace también pensar en la posibilidad de que la expedición Ritscher llegara a descubrirlo. En cualquier caso, Redfern destaca un hecho poco conocido que habría sido de interés para esta cultura del poder total. Se trata del texto The Meadows of Gold and Mines of Gems (Los prados de oro y las minas de gemas), del aventurero y viajero del mundo árabe del siglo IX, Abu al-Hasan Ali al-Mas’udi. En él, al-Mas’udi dice que: “registró una tradición tentadora y centenaria que se le había presentado durante sus exploraciones que sugería fuertemente que las pirámides fueron creadas por lo que hoy en día probablemente llamaríamos alguna forma de levitación”. La increíble historia que descubrió al-Mas’udi fue así: “al construir las pirámides, sus creadores colocaron cuidadosamente lo que se describió como un papiro mágico debajo de los bordes de las poderosas piedras que se utilizarían en el proceso de construcción. Luego, una por una, las piedras fueron golpeadas por lo que curiosamente, y bastante enigmáticamente, se describe solo como una barra de metal. Y he aquí que las piedras comenzaron a elevarse lentamente en el aire, y como soldados obedientes que seguían órdenes sin cuestionamientos, procedieron de manera lenta, metódica y en fila india varios pies por encima de un camino pavimentado rodeado a ambos lados por varillas de un metal misterioso similar. Por alrededor de 150 pies las piedras gigantes avanzaron, generalmente con nada más que los más suaves empujones del guardián de la vara misteriosa para asegurarse de que se mantuvieran en el camino, antes de finalmente, y muy suavemente, asentarse de vuelta al suelo. En ese momento, el proceso se repitió debidamente. Las piedras fueron golpeadas una vez más, se levantaron de la superficie y viajaron de nuevo en la dirección deseada, otros 150 pies más o menos. Y así continuó la extraña y repetitiva tarea, una y otra vez, hasta que todas las piedras finalmente llegaron a su destino final. Luego, en una hazaña claramente mucho más compleja, las piedras fueron golpeadas nuevamente, pero esta vez de una manera que las hizo flotar aún más en el aire. Luego, cuando llegaron al punto deseado, fueron manipulados con cuidado y con una facilidad increíble en su lugar, una por una, a mano y nada más, hasta que finalmente se completó la enorme pirámide en cuestión”.

Las implicaciones de esta historia, si es cierta, en conjunción con la tesis de Nick Redfern y tomada en el contexto del evidente interés de los nazis en la militarización de la antigua sabiduría y tradición esotérica representada por la creación de la SS Ahnenerbedienst por parte de Heinrich Himmler, es que existiría una unidad secreta e interdisciplinaria similar dentro de los grupos de poder en la sombra, encargado del examen de textos y monumentos antiguos, todo con el propósito de obtener más conocimiento y tecnologías. De hecho, surge la posibilidad de que pueda verse como el intento deliberado de recrear esa civilización de gran antigüedad. Sin embargo, por fascinante que pueda resultar tal posibilidad, nuestra atención debe volver ahora a las implicaciones metodológicas que se han desarrollado anteriormente. ¿Cómo se detectaría el despliegue real de tales tecnologías plausiblemente negables en uso real, desplegadas en guerras encubiertas reales? De todo lo que ha precedido, concluimos que cualquier método de detección de este tipo sería en efecto un esfuerzo interdisciplinario, coordinando las siguientes clases de datos: En la ocurrencia de cualquier desastre natural, como un tsunami, un terremoto o una tormenta de clima severo, ¿hubo antecedentes tecnológicos, como transmisiones de frecuencia extremadamente baja, actividad inusual de HAARP u otros calentadores ionosféricos, o pruebas nucleares? En el caso particular de los terremotos, ¿qué tan profundo o superficial fue el epicentro y qué tan aguda fue la onda P inicial? ¿Hubo actividad inusual en el mercado de acciones, bonos o divisas en el área, país o región afectada antes del evento? o, de manera similar, o en conjunto con él o poco tiempo después, ¿hubo una actividad política intensificada o inusual antes del evento en cuestión? En cualquier caso, ¿quién estaba detrás de la actividad? ¿O alguna nación ha hecho declaraciones públicas en el sentido de que tales eventos estaban diseñados? Como ejemplos, vale la pena señalar que a raíz del devastador terremoto que azotó Haití, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, apareció en la televisión rusa Today, respaldada oficialmente, y declaró que el terremoto fue diseñado por los Estados Unidos. Más recientemente, el que fue presidente iraní, Mahmoud Ahmadenijad acusó a los Estados Unidos de diseñar un proyecto similar para Irán.

Por peculiares y poco creíbles que parezcan estas afirmaciones, hay una corroboración que apareció extrañamente recientemente en los mercados financieros y de valores. Se trata de un derivado del clima, que es un instrumento útil para tener cerca si uno también tiene los instrumentos para la modificación del clima. En este sentido, hay un ejemplo enormemente impresionante del tipo exacto de patrón que implica esta metodología, y proviene de la exsecretaria adjunta de Vivienda y Desarrollo Urbano de la administración de Bush hijo, Catherine Austin Fitts, antes mencionada, en una entrevista el 26 de noviembre de 2011 con la periodista Bonnie Faulkner titulada «Desempacando al Sr. Global«. Allí, Catherine Austin Fitts expuso la conexión de la metodología con tecnologías ocultas, presupuestos secretos, desastres y manipulación del mercado con cierta fuerza. En la entrevista, Catherine Austin Fitts dijo:Correcto. Y creo que el mayor problema comenzó al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando creamos un mecanismo financiero a través de la Ley de la CIA y la Ley de Seguridad Nacional en combinación y luego con una variedad de Directivas Ejecutivas que permitieron que las corporaciones privadas fueran las beneficiarias de eso. Entonces, entre esos pasos creó un mecanismo financiero en el que el gobierno puede pedir prestado dinero y usar ese dinero para dar dinero a corporaciones privadas sobre una base no responsable para poseer y controlar la tecnología más nueva y deslumbrante del planeta. Y el gobierno y los representantes electos perdieron el control de la tecnología. Y a pesar de lo frustrados que a veces podemos sentirnos con el Congreso o el Gobierno Federal, la realidad es que el Gobierno Federal y el Congreso no controlan esa tecnología. Ahora tenemos corporaciones privadas en control de esa tecnología. Y tenemos lo que yo llamo una civilización disidente. Tenemos un grupo de personas que tienen tanto dinero y tanto poder y, literalmente, no sienten ningún escrúpulo para obedecer las leyes de la Constitución o cualquier otra ley en ese sentido”. Bonnie Faulkner preguntó: ¿Y de qué tipo de tecnología estamos hablando?”. A lo queCatherine Austin Fitts respondió: “Bueno, esa es la cuestión. Solo podemos especular. Pero creo que tenemos la tecnología para controlar el clima o influir en el clima. Creo que tenemos tecnología que puede desencadenar terremotos y tsunamis. Creo que tenemos armamento invisible, sin duda, que básicamente puede invadir cualquier privacidad. Y tenemos sistemas informáticos que pueden piratear bancos y así sucesivamente. Tenemos una tecnología muy, muy poderosa”.

A esta respuesta, Bonnie Faulkner dijo: “Sí. Y estoy segura de que están implementando mucho en estas guerras de las que ni siquiera somos conscientes”. Catherine Austin Fitts continuó:Correcto. Bueno, nunca lo olvidaré. Tengo un amigo maravilloso que quería comprar un fondo de bonos mundiales hace muchos años, y me pidieron que hiciera una búsqueda. Y miré y miré. Y finalmente encontré dos que podía digerir un poco. Y, en ese momento, no era muy buena la situación con los fondos de bonos mundiales, pero los compraron. Uno de ellos tenía el 15% del dinero en deuda soberana de Indonesia. Y los compraron. Y luego, aproximadamente una semana después de que los compraron, el de la deuda soberana de Indonesia cayó en un 15 % de la noche a la mañana, lo que implicaba un uso masivo de información privilegiada. El mercado está tranquilo. Las tasas de interés son las mismas. No hay razón, nada. Y llamamos al patrocinador. Y tratamos de hacer preguntas. Estábamos como, ‘¿Qué está pasando?’ No podía entenderlo. Era como la cosa más extraña que jamás había visto. Una semana después ocurrió el tsunami de Indonesia y me di cuenta de que lo sabían. Sabían que venía. Ellos sabían. ¿Cómo lo supieron? Y es gracioso porque soy una persona muy feliz. Literalmente me acosté y pensé durante una semana. Pensé, ‘¿Cómo manejas el dinero en un mundo donde la gente sabe que va a ocurrir un tsunami una semana después y se lo guardan para sí mismos y solo comercian con información privilegiada?’”. Los comentarios de Fitts nos devuelven una vez más a las implicaciones, a saber, que si existe tal uso de información privilegiada se basa en el acceso al conocimiento de que tales tecnologías existen y se programarán para su uso.

Hay una implicación final de las tecnologías y conceptos revisados brevemente y es la estelar o solar. Ya hemos señalado que un medio de plasma giratorio, como el que se obtendría por la ionización de la atmósfera terrestre en sistemas ciclónicos localizados o en el calentamiento más generalizado de la atmósfera a medida que gira y sopla alrededor de la Tierra, es un medio ideal para la creación de ondas longitudinales a partir de transversales, y viceversa. Dadas las especulaciones de Bearden de que las ondas escalares “viajan” en el espacio +3, de más de 3 dimensiones, sus efectos de resonancia podrían afectar la actividad del propio Sol, lo que implica una expansión proporcional de la metodología descrita anteriormente. En otras palabras, los mismos conceptos y tecnologías que se encuentran al borde de las capacidades de una civilización de Tipo I de Kardashev, tienen implicaciones y posibilidades aún más profundas, en el sentido de que también podrían estar en la cúspide de las capacidades de Tipo II. Las tecnologías descritas anteriormente nos han llevado a un lugar inusual, porque la doctrina del dominio de espectro completo no solo impulsa el desarrollo de una cultura total de poder total, sino que la cultura a su vez impulsa la necesidad de crear los instrumentos burocráticos para la búsqueda del poder desde el espacio exterior hasta el pasado antiguo. Como hemos visto, implica que sus verdaderos comienzos pueden estar aún más atrás en nuestra historia que la Segunda Guerra Mundial, con el advenimiento de la era moderna y el hombre que ideó nuestro mundo eléctrico, con todo su vasto potencial para el bien y mal escalar: Nikola Tesla. Hay, como descubriremos más adelante, otro conjunto sugestivo de hechos para corroborar este punto de vista y la conexión con los ovnis. Pero primero, una breve revisión.

Lee Spiegel, investigador de ovnis, afirma que la Fuerza Aérea no revela la verdad sobre la interrupción de la comunicación en el sitio de misiles FE Warren del 7 de julio de 2011: “Dos años más tarde, en 1967, Robert Salas estaba estacionado en la Base de la Fuerza Aérea Malmstrom en Montana. El excapitán de la Fuerza Aérea estaba monitoreando un centro de control de lanzamiento equipado con 10 misiles nucleares Minuteman cuando aparecieron ovnis en el cielo sobre ellos justo cuando algo inesperado les ocurrió a las 10 armas de defensa. Mientras mirábamos el panel de visualización frente a nosotros, los misiles comenzaron a entrar en un modo no lanzable. No se pudieron lanzar, pasó de verde a rojo, dijo Salas a AOL, explicando lo extraordinario que era que tantos misiles pudieran fallar al mismo tiempo. El problema general es que el gobierno de Estados Unidos no admitirá la realidad de los ovnis y el hecho de que son naves superiores pilotadas por entidades desconocidas que tienen un interés claro y continuo en el programa de armas nucleares de esta nación”. Los ovnis no son exclusivos de la historia humana moderna y, de hecho, en cierto sentido pueden verse como algo bastante común en la mayoría de las épocas. Además, no solo pueden verse como una especie de lugar común histórico, sino que también pueden verse como si tuvieran la extraña habilidad de aparecer en momentos cruciales de la historia humana, tal vez incluso como una influencia en el curso de los acontecimientos. Está registrado, por ejemplo, que durante el asedio de Alejandro Magno a la importante ciudad de Tiro, tanto los atacantes macedonios como los defensores de la ciudad vieron cinco «escudos voladores», hasta que uno de los «escudos voladores» disparó un «relámpago» que destruyó uno de los muros de las fortificaciones de la ciudad, lo que permitió al ejército de Alejandro asaltar y capturar la fortaleza. Hay quienes creen que la visión de Ezequiel de ruedas dentro de ruedas, o la visión de Constantino antes de su victoriosa campaña para reunificar el Imperio Romano y convertirse al cristianismo, fue causada por un ovni.

El famoso ufólogo francés Dr. Jacques Vallee registró incidentes de ovnis en la Europa medieval del año 1034, donde se avistó un ovni en forma de cigarro y se observó que cambiaba de rumbo, o bien un incidente japonés medieval en el año 1235, donde el general Yoritsume y sus tropas observaron un deslumbrante despliegue de luces que realizaban algunas maniobras imposibles en el cielo, lo que implicaba que no eran estrellas. El general Yoritsume ordenó una de las primeras investigaciones científicas registradas del fenómeno y, en una respuesta que solo puede calificarse como una versión japonesa medieval del Proyecto Bluebook (Proyecto Libro Azul) de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, sus científicos aseguraron a Yoritsume que el fenómeno era simplemente el viento haciendo que las estrellas se moviesen. Entre 1347 y 1350, Europa Occidental experimentó la famosa Peste Negra, la epidemia masiva de peste bubónica que, según algunos, fue traída desde Oriente por los barcos mercantes de Venecia y Génova, que, por supuesto, ha alimentado las especulaciones y las teorías de conspiración por parte de algunos de que esto fue el acto deliberado de una oligarquía financiera corrupta que ya promocionaba la idea de que el mundo estaba superpoblado. Pero hay otra historia posible, y es inquietante: “Si bien la ciencia convencional nos dice que la feroz pandemia fue causada por bacterias transportadas por pulgas de rata, también hubo informes persistentes de la época de extraños objetos voladores que se movían a baja altura por el cielo, dejando un rastro de vapor sospechoso a su paso. Dondequiera y cuandoquiera que se vieran estos objetos, la plaga pronto estallaría en esa área. Otros sucesos extraños mientras la peste arrasaba Europa incluyeron informes de ‘cometas’ que destellaban en la noche turbulenta, animales extraños que llegaban a las costas europeas y, muchas veces, sonidos como truenos que se escuchaban incluso cuando el cielo estaba despejado”. Sin embargo, dos cosas sirvieron para cambiar el ritmo de avistamiento e informes sobre ovnis, y fueron la revolución industrial y el advenimiento de tecnologías como el telégrafo y más tarde el teléfono, que hicieron posible la transmisión casi instantánea de información a través de grandes distancias y que hizo posible el potencial de una emulación tecnológica de tales avistamientos. Pero nada señaló tanto este cambio como el estallido en los Estados Unidos y Europa como el gran misterio del “dirigible” del período posterior a la Guerra Civil estadounidense de la segunda mitad del siglo XIX.

Sin embargo, ahora han surgido varios hechos que llevan los patrones descritos anteriormente a un nuevo nivel. Significativamente, los métodos de propulsión y las tecnologías de generación de sustentación de las aeronaves no parecen ser convencionales de ninguna manera, ya que se mencionan en el misterioso caso del “dirigible” tanto los sistemas eléctricos como los gases compresibles; también significativamente, dentro del mismo período de tiempo, Tesla llevará a cabo sus revolucionarios experimentos en Colorado Springs que conducirán, al cabo de una década, a su propuesta de transmisión inalámbrica de energía eléctrica, uno de los propósitos de los cuales se prevé que sea el vuelo del “dirigible”. Esta tecnología es suprimida por sus patrocinadores financieros y, de manera similar, la tecnología de aeronaves, que prometía una revolución en el transporte, nunca se reveló públicamente. Uno solo puede asumir, por lo tanto, que la tecnología fue reemplazada por el desarrollo del avión, lo que se percibió que tenía un gran potencial para ser revelado públicamente. Pero lo más importante parecería que mientras que el ímpetu histórico para la creación de un vasto sistema de financiamiento oculto y alianzas entre componentes privados, gubernamentales, del Eje y criminales comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, este patrón de organizaciones secretas, financiamiento privado y gobierno comenzó en menor escala en algún momento del siglo XIX, al igual que la percepción de las posibilidades de las operaciones psicológicas en conjunción con ella. No obstante, lo que comenzó en el siglo XIX como un supuesto programa secreto de un “dirigible”, rápidamente se transformó durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial en un programa espacial secreto, impulsado no solo por la necesidad de reconocer, contener, hacer retroceder y derrotar a la Unión Soviética, sino también por la necesidad de descubrir qué cosas y entidades extrañas pueden haber estado detrás de acciones claramente hostiles que amenazaban potencialmente los vastos arsenales termonucleares de las dos superpotencias. ¿O tal vez hay una extraña conexión entre los poderes ocultos en la sombra y una supuestas entidades extraterrestres, tal como se insinúa en la famosa serie televisiva Expediente X? Era un dilema dual, que requería no solo el desarrollo de tecnologías que pudieran, hasta cierto punto, cumplir una doble función, sino también el vasto sistema financiero para lograrlo. Ahora es, por fin, el momento de tratar con esos extraños eventos, entidades y respuestas a ellos.

El Vicealmirante estadounidense Roscoe H. Hillenkoetter dice lo siguiente: “Detrás de escena, los oficiales de alto rango de la Fuerza Aérea están seriamente preocupados por los ovnis, pero a través del secreto oficial y miedo al ridículo, muchos ciudadanos creen que los objetos voladores desconocidos son tonterías. Para ocultar los hechos, la Fuerza Aérea ha silenciado a su personal“. Cuando uno se refiere a «guerras encubiertas» y «espacio» en la misma oración, uno normalmente podría pensar en guerras espaciales secretas que se libran con pistolas de rayos laser y naves exóticas. Normalmente, uno podría pensar en el ahora famoso metraje captado por el transbordador espacial de la NASA STS 48, que muestra discos brillantes, uno de los cuales efectúa un cambio brusco de dirección y sale disparado hacia el espacio exterior como si le dispararan. Tecnología de propulsión de campo encubierta y armamento de energía dirigida encubierta, todo en un video impresionante. Sin embargo, lo más probable es que uno no pensaría en las recientes acusaciones rusas de que su sonda robótica a Marte falló como resultado del sabotaje estadounidense, o que uno no pensaría en el famoso as alemán de la Primera Guerra Mundial, el Barón Rojo, Manfred von Richthofen, disparando a un disco plateado de más de 100 pies de diámetro desde su famoso triplano rojo Fokker, enviándolo a estrellarse contra algunos bosques en el suelo, y ver a dos ocupantes salir de él y escapar entre los árboles. De manera similar, uno probablemente no pensaría en el Subteniente del Servicio Aéreo Naval Real Británico JE Morgan, subiéndose a un biplano destartalado en 1916 y despegando en un vuelo nocturno para defender Londres contra los zepelines alemanes que intentaban bombardear la ciudad. Al ver algo que parecía un vagón de tren volador con las cortinas corridas en las ventanas iluminadas, Morgan supuso que era un dirigible alemán y disparó contra él con su pistola reglamentaria. Para su sorpresa, el supuesto «dirigible» se comportó de una manera muy diferente a la de un zepelín y salió disparado hacia arriba con tanta rapidez que Morgan, desorientado, estrelló su avión en un pantano. Tales avistamientos de «dirigibles» no eran raros en Inglaterra, ya que en 1909 tuvo su propia versión del espectáculo de aeronaves estadounidenses de la década de 1890, y con un efecto similar. El 23 de marzo de ese año, un agente de policía en East Anglia escuchó lo que pensó que era un automóvil que se acercaba, pero rápidamente se dio cuenta de que el sonido venía del cielo. Lo que vio fue un objeto con forma de cigarro que volaba a lo que pensó que era una altitud de 1000 pies, con una poderosa luz proveniente de él. Voló hacia el noroeste a una velocidad tremenda. Seis semanas más tarde, East Anglia se vio inundada por tal avalancha de avistamientos similares que la prensa británica prácticamente tuvo que involucrarse.

Todos los informes describieron el objeto como grande y en forma de cigarro con luces potentes adheridas. Todos los testigos dijeron que podía volar contra el viento y moverse a una velocidad extremadamente alta. Por supuesto, muchos empezaron a sospechar que se trataba de armas británicas secretas, o incluso de zepelines alemanes enviados para espiar. El problema, sin embargo, era que los dirigibles de la época podían volar, en el mejor de los casos, a unas 50 millas por hora (1 milla = 1,6 km), mientras que una compilación cuidadosa de los avistamientos en ese día indicaba que algunas de las naves aéreas viajaban a unas 200 millas por hora, una cifra similar al desempeño de algunos de los dirigibles estadounidenses informados de la década de 1890. Todo esto habría llevado a un intento inicial, y altamente secreto, de estudiar el fenómeno, ya que tales eventos se habrían percibido como amenazas a la seguridad nacional, ya que como indican las respuestas británicas con respecto del “dirigible” de 1909, ellos inmediatamente pensaron que fueron intentos alemanes de espionaje. Pero con la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas, el ímpetu cultural para crear y emular tales avistamientos aumentó dramáticamente, y debemos revisarlos con cierto detalle para estimar su influencia en la forma, la política y la actividad de los grupos de poder en la sombra. Por conveniencia, nos ocuparemos de los avistamientos militares de ovnis y los dividiremos en avistamientos estándar y avistamientos relacionados con la energía nuclear. Durante la Segunda Guerra Mundial, los avistamientos de los llamados “foo fighters” por parte de los pilotos aliados condujeron a los primeros estudios prolongados y secretos de la inteligencia militar estadounidense sobre un fenómeno que encajaría con los avistamientos de ovnis de la posguerra y, por lo tanto, con el establecimiento dentro de la seguridad nacional estadounidense de grupos especiales de estudios ovni. Los avistamientos previos a la Segunda Guerra Mundial sobre Escandinavia llevaron a las autoridades suecas a postular que parte de la tecnología pudo haber sido producida en alguna base secreta y, en particular, los suecos no especificaron Alemania ni ningún otro país detrás de la actividad, dejando abierta la posibilidad de que tuvieran en mente un grupo completamente independiente. Durante la guerra, alguna actividad de foo fighters fue claramente hostil a los aviadores aliados y sus aviones, y en algunos contextos, esto ocurrió con claros indicadores contextuales de origen alemán para la actividad. Sin embargo, debe señalarse que no toda la actividad de los foo fighters podría atribuirse así, ya que fueron vistos por pilotos de ambos bandos de la guerra, y tanto en el teatro europeo como en el del Pacífico, aunque se ha señalado que los avistamientos de los fenómenos tipo “foo fighter” se redujeron drásticamente después de la rendición alemana.

Estos hechos por sí solos habrían llevado inevitablemente a los oficiales militares y de inteligencia a concluir que algunos avistamientos posiblemente representaron una tecnología nazi antes que cualquier cosa en los arsenales aliados; que algunos avistamientos posiblemente representaron un origen completamente diferente para la tecnología, y los nazis pudieron haber tenido contacto con dicho grupo, o emularlo, o ambos; y por último, en cualquier caso, el fenómeno representaba una amenaza potencial, y debería ser estudiado y, si fuese posible, emulado, mientras se encontraban los medios para disuadir a quien estaba detrás de tomar cualquier acción abierta. Es muy importante observar cuáles son realmente las implicaciones del último punto, ya que implica no solo operaciones psicológicas dirigidas contra las «personas» detrás del fenómeno, sino además, que estas operaciones serían de una naturaleza para convencer a este grupo, ya sea humanos o de otro tipo, que la confrontación militar directa no sería de su interés. Esto implicaría a su vez varias posibilidades. Se podrían diseñar operaciones de naturaleza confrontacional para convencer a los que están detrás del fenómeno de que la humanidad tenía una sofisticación tecnológica mayor de la que realmente poseía, y esto podría venir en forma de desafíos militares directos, como la orden de «derribar» del presidente Truman, a más sutiles intentos de “comunicar”, infiltrarse e influir. Estos puntos deben recordarse en la revisión y el análisis subsiguientes. En cualquier caso, los avistamientos de ovnis en actividades militares aumentaron durante la Segunda Guerra Mundial y se observaron cosas notables en ambos teatros de la guerra. Por ejemplo, en 1942, un piloto de la Real Fuerza Aérea Australiana observó “una gran superficie aerodinámica, de unos 150 pies de largo y 50 pies de ancho. El perfil aerodinámico se estrechaba en una aleta en su parte trasera, y el piloto de la RAAF podía ver destellos verdes esporádicos que emanaban de esta área”. Manteniendo el ritmo del avión australiano por un tiempo, el objeto rápidamente aceleró y se zambulló directamente en el Océano Pacífico, dejando atrás un remolino donde se había sumergido. Si este avistamiento es cierto, entonces, si bien es posible racionalizar tal objeto como el logro de una tecnología humana, parecería más razonable suponer que se trata de la tecnología alienígena.

Sin embargo, las estimaciones de inteligencia habrían asumido lo último y, como tal, esta conclusión nuevamente habría obligado a la idea de que esta tecnología representaba una amenaza potencial. Sin embargo, otros avistamientos en el Pacífico sugirieron una tecnología más humana y de naturaleza menos avanzada. En agosto de 1944, un bombardero estadounidense B-29 que volaba sobre Sumatra en Indonesia vio un objeto de forma ovalada a aproximadamente 1500 pies de distancia. El objeto era brillante y palpitaba a través de los colores rojo y naranja, y estaba arrojando una columna de escape verde azulado. Después de una serie de maniobras entre la aeronave y el misterios objeto, este último finalmente simplemente aceleró hacia arriba y desapareció. Una vez más, uno se enfrenta a una ambigüedad, parte de la cual sugiere una tecnología humana secreta, como la columna de escape, y parte de la cual no lo es, como la desaparición directa a una velocidad tremenda. En cualquier caso, la conclusión para los analistas de inteligencia seguiría siendo la misma: dicha tecnología representaba una amenaza potencial y estaba en manos de un grupo desconocido cuyos orígenes eran ambiguos. El investigador de ovnis y ex científico de la NASA, Richard F. Haines, descubrió uno de los casos más significativos no solo de un avistamiento militar de ovnis durante la guerra, sino también de un aparente intercambio de fuego, si se quiere llamarlo así. El informe se presentó por primera vez como una entrevista entre el testigo, Francis P. Wall, quien en el momento del incidente era un soldado raso de primera clase en el Ejército de los Estados Unidos en la Guerra de Corea, y John Timmerman, quien en ese momento trabajaba con el J. Centro Allen Hynek de Estudios Ovni: “Este evento sucedió a principios de la primavera de 1951 en Corea. Estábamos en la infantería del ejército. Estuve en la División 25, Regimiento 27, Batallón 2, Compañía Easy. Estábamos en lo que se conoce en los mapas militares como el Triángulo de Hierro, cerca de Chorwon. Estábamos a la izquierda de Chorwon, justo enfrente de la cordillera de esta ciudad, pueblo, o como quieras llamarlo. Es de noche. Estamos ubicados en las laderas de una montaña, entre las estribaciones de una montaña que corre hacia el valle debajo de donde hay un pueblo coreano. Anteriormente hemos enviado a nuestros hombres a este pueblo para advertir a la población que lo vamos a bombardear con artillería. En esta noche de lo que estoy hablando, estábamos haciendo precisamente eso. Teníamos ráfagas de artillería aérea llegando. Y de repente nos dimos cuenta de que, con las montañas a nuestras espaldas, notamos a nuestro lado derecho lo que parecía ser una calabaza que venía flotando a través de la montaña. Y al principio nadie pensó nada al respecto. Entonces nos dimos cuenta de que esta cosa continuaba hasta el pueblo donde, de hecho, las ráfagas de aire de artillería estaban explotando y notamos además, por cierto, que tenía un brillo naranja al principio y notamos además que este objeto entraría directamente en el área. Fue tan rápido que pudo entrar en el centro de un estallido de artillería y, sin embargo, permanecer ileso. Y, subsecuentemente, este elemento de tiempo en esto, no puedo recordarlo exactamente, yo diría que entre, oh, cuarenta y cinco minutos a una hora en total. Pero entonces este objeto se acercó a nosotros. Y se volvió una luz azul verdosa brillante. Era difícil distinguir su tamaño, no había forma de compararlo. Latía la luz, es decir, pulsaba. No era, ah, regular. Muy bien, este objeto se nos acercó. Pedí y recibí permiso del teniente Evans, nuestro comandante de compañía en ese momento, para disparar sobre este objeto, lo cual hice con un rifle M-1 con balas perforantes. Y lo acerté. Debe haber sido metálico porque se podía escuchar cuando el proyectil se estrelló contra él. Ahora, ¿por qué dices, por qué esa bala dañaría esta nave si los proyectiles de artillería no lo hicieran? No sé a menos que hayan dejado caer su campo protector a su alrededor, o lo que sea. Que esto la tecnología prevé que tenían que protegerlo. Pero el objeto se volvió loco y la luz se encendía y apagaba y se apagó por completo una vez, brevemente. Y se movía erráticamente de un lado a otro como si fuera a estrellarse contra el suelo. Luego, un sonido, que no habíamos escuchado antes de este, el sonido que has escuchado de locomotoras diesel acelerando. Así sonaba esta cosa. Y luego, fuimos atacados, supongo que lo llamarías así. En cualquier caso, fuimos barridos por algún tipo de rayo que se emitía en pulsos, en ondas que podías ver visualmente solo cuando apuntaba directamente hacia ti. Es decir, como un reflector barre y el segmento de luz lo verías venir hacia ti. Ahora sentirías una sensación de ardor y hormigueo por todo el cuerpo, como si algo te estuviera penetrando. Y ah, el comandante de la compañía, el teniente Evans, nos llevó a nuestros búnkeres. Entonces, estoy en mi búnker con otro hombre. Estamos espiando esta cosa. Revoloteó sobre nosotros por un rato, iluminó toda el área con la luz de la que les estoy hablando, y luego vi que salió disparada en un ángulo de 45 grados, así de rápido, estaba allí y se fue. Así de rápido. Y fue como si ese fuera el final. Pero, tres días después, toda la compañía de hombres tuvo que ser evacuada en ambulancia. Tuvieron que abrir caminos allí y sacarlos. Estaban demasiado débiles para caminar. Y tenían disentería y luego, ah, cuando los médicos los vieron, ah, tenían un recuento de glóbulos blancos extremadamente alto que los médicos no pudieron explicar. Ahora déjame informarte sobre esto. En las fuerzas armadas, especialmente en el ejército, cada día presentas un informe. Ahora, tuvimos una charla sobre eso. ¿Qué hacemos al respecto? ¿Lo archivamos en el informe o no? Y el consenso fue «no». Porque nos encerrarían a todos y pensarían que estábamos locos. En ese momento nunca se había oído hablar de ovnis y no sabíamos qué era. Y todavía no sé lo que era. Pero sí sé que desde ese momento tengo periodos de desorientación, pérdida de memoria y ah, bajé de 180 libras a 138 libras después de regresar a este país. Y he tenido grandes dificultades para mantener mi peso. De hecho, hoy estoy jubilado y discapacitado”.

Independientemente de lo que atacó al soldado Wall y su compañía, vale la pena señalar que un incidente similar ocurrió en el río Columbia en los Estados Unidos y que fue grabado en una cinta. Uno puede suponer razonablemente que cuando el soldado Wall eventualmente reportó el incidente al centro J. Allen Hynek, el complejo militar-inteligencia de los Estados Unidos habría tomado nota, simplemente por el hecho de que las acciones de los ovnis claramente podrían ser amenazantes y porque evidenciaban una tecnología avanzada. Un incidente similar durante la guerra de Vietnam definitivamente parece haber captado el interés de la seguridad nacional estadounidense. Durante esa guerra, como ahora es bien sabido, la CIA y el ejército de Estados Unidos patrocinaron escuadrones de operaciones especiales para llevar a cabo asesinatos contra líderes enemigos seleccionados, a veces dentro del propio Vietnam del Norte. Durante una de esas misiones dentro de Vietnam del Norte en agosto de 1968, una unidad de operaciones especiales estadounidense fue depositada en el país en helicóptero. Procediendo a pie, localizaron su objetivo y lo asesinaron. Las unidades militares de Vietnam del Norte detectaron al equipo y lo persiguieron hasta el lugar donde sería extraído en helicóptero. Una vez cerca de su punto de recogida, el equipo de operaciones especiales vio dos colinas y ascendió por la izquierda. En esta coyuntura, ocurrió un episodio extraordinario: “Justo cuando el equipo se estaba poniendo a cubierto, escucharon el inconfundible sonido de los rifles de asalto AK-47 disparando desde la siguiente colina. Los soldados enemigos estaban cerca. Pero, ¿a qué estaban disparando? El escuadrón de asalto vio que los rastreadores enemigos iban casi directamente hacia el cielo. El equipo estaba seguro de que estaban disparando contra su avión de extracción, pero les esperaba una sorpresa. En lugar de ver su helicóptero de rescate, vieron aparecer un gran objeto semicircular sobre la colina junto a su posición. Inmediatamente quedó claro que no se trataba de un avión que perteneciera a ninguno de los bandos. Este era un ovni, extraño y alienígena. Un miembro del equipo recordó que su color seguía cambiando de azul claro a rojo brillante. No estaba haciendo ruido. Tan pronto como los rastreadores enemigos se acercaron al objeto, de repente se inclinó en el aire, a solo unos cientos de pies de donde se escondía el equipo de operaciones especiales de Estados Unidos. Los estadounidenses vieron un rayo de luz salir disparado desde delante del objeto, luego no hubo nada más que silencio. El bombardeo enemigo había cesado. El ovni se demoró brevemente sobre el lugar donde el enemigo le había estado disparando, luego giró y se dirigió al mar. El escuadrón esperó unos treinta minutos. Al no escuchar más actividad enemiga, descendieron de la colina y fueron a mirar alrededor de la posición enemiga. Lo que encontraron fue tan sorprendente como ver el propio ovni. No había cuerpos enemigos, según un miembro del equipo de operaciones especiales. Solo las armas del enemigo, y se habían derretido hasta casi nada, dejando un olor que era tan malo que permaneció con los miembros del equipo durante horas después. El helicóptero del equipo finalmente llegó y los sacó. Al regresar a su base, uno de los miembros informó inmediatamente del incidente a los altos mandos. Los otros miembros del equipo nunca lo volvieron a ver. Los restantes no dijeron nada sobre el incidente durante sus informes posteriores a la misión. Pero poco después fueron interrogados directamente al respecto, no por militares, sino por civiles. Su método de interrogatorio era extremadamente inusual. Según un miembro del equipo, los civiles vendaron los ojos a cada miembro restante del escuadrón y también les taparon la boca con cinta adhesiva. Fueron llevados, individualmente, a un lugar no revelado y colocados en una pequeña habitación. Dentro de la habitación había tres hombres: uno llevaba una capucha, manteniendo su rostro oculto. Esta persona permaneció en silencio todo el tiempo. Según un miembro del equipo, cuando terminó el interrogatorio, todo lo que recordó fue haber visto un destello de luz brillante. Lo siguiente que supo fue que estaba de vuelta en su base, al igual que los demás en su equipo. Sobresaltado, trató de hablar con sus compañeros sobre lo que acababa de suceder, pero ninguno de ellos recordaba el interrogatorio ni el encuentro con el ovni que lo precedió. Solo él lo hizo”.

Este incidente, de ser cierto, es significativo por el hecho de que habría involucrado directamente a la CIA en el informe posterior a la misión, ya que estuvo involucrada en el funcionamiento de dichos equipos, y también porque el avistamiento nuevamente implica el uso de una tecnología avanzada en la intervención directa en operaciones militares entre combatientes opuestos. En resumen, nuevamente se habría percibido como un problema y una amenaza para la seguridad nacional, y es muy probable que Vietnam del Norte y sus patrocinadores soviéticos lo hubieran manejado de manera similar. Uno de los incidentes ovni más famosos que involucran al ejército de los Estados Unidos es el incidente Kinross de 1953, informado por primera vez por el famoso ufólogo, el mayor Donald Keyhoe. En la noche del 23 de noviembre de 1953 los operadores de radar observaron un objeto desconocido en sus pantallas de radar. Un avión de combate F-89 pilotado por el teniente Felix Moncla, Jr., fue enviado desde el cercano campo de Kinross. Volando a más de 500 mph, los operadores de radar observaron cómo la aeronave del teniente Moncla era guiada hacia el objeto y se acercaba al mismo en sus pantallas, cuando, para su sorpresa, las dos señales se fusionaron en una, y luego esa señal se desvaneció de la pantalla. No se volvió a tener contacto por radio con Moncla o su operador de radar a bordo, el teniente RR Wilson. Los esfuerzos de búsqueda realizados esa noche y al día siguiente por aviones y barcos estadounidenses y canadienses no descubrieron restos del avión desaparecido, y el Chicago Tribune publicó un breve artículo que informaba del incidente, incluida la fusión de las dos señales de radar en una. El 27 de noviembre de 1953, sin embargo, un periódico canadiense local, el Sault Ste. Marie Evening News declaró que el objeto desconocido había sido identificado sorprendentemente como un transporte C-47 de la Real Fuerza Aérea Canadiense. Keyhoe, que no estaba convencido de esta explicación, se puso en contacto con el oficial local de información pública de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, el teniente Robert C. White, quien ofreció la explicación de que los operadores de radar de la Fuerza Aérea simplemente habían interpretado mal el alcance. Esto solo despertó aún más el interés de Keyhoe, y su convicción creció cuando la USAF ofreció otra explicación, a saber, que el otro objeto había sido un avión civil canadiense, un DC-3. Para complicar aún más las cosas, ¡la Fuerza Aérea había ofrecido dos explicaciones completamente diferentes a la viuda del teniente Moncla, en dos ocasiones diferentes, de dos personas diferentes! En primera instancia, le informaron que el avión de combate de su esposo había volado demasiado bajo y se había estrellado contra el lago. Cuando preguntó razonablemente si podía recuperar el cuerpo de su esposo, se le ofreció una segunda explicación: el avión de su esposo había explotado a gran altura.

En otras palabras, la Fuerza Aérea no tenía explicación ni aparentemente tenía restos ni ninguna otra evidencia física del evento, aparte del hecho de que uno de sus aviones y dos de sus aviadores estaban desaparecidos después de un encuentro con “algo”, encuentro que nuevamente puede interpretarse como una acción hostil. Esto se refleja en un comentario que hace Jerome Clark en su relato del evento de Kinross: “Luego, el 28 de junio de 1956, o eso afirmaría el ufólogo de Ohio Tom Comella en la revista Fate seis años después, el Sargento Primero. OD Hill, un asociado del Proyecto Libro Azul que trabaja en la Base Aérea Wright-Patterson, le confió al colega de Comella, Edgar Smith, que el propósito del proyecto era evitar otro Pearl Harbor. (Smith y Comella tuvieron tratos anteriores con el Proyecto Libro Azul y, por lo tanto, conocían el proyecto, aunque ninguno había conocido a Hill antes de esto). Pidiendo no ser citado, Hill relató dos casos de supuestas desapariciones de aviones militares relacionadas con ovnis. Aunque aparentemente no mencionó a Kinross por su nombre, uno de los casos sonaba exactamente igual. Inmediatamente después de esa reunión en la casa de Smith, éste llamó a Comella para decirle que Hill estaba en camino. En la residencia de Tom Comella, OD Hill repitió las historias. Solo tenemos la palabra de Smith o Comella de que se produjo esta conversación. De hecho, OD Hill formó parte del Proyecto Libro Azul durante el período de tiempo en cuestión, y no repudió la historia incluso después de que se emitió en una revista nacional”. Si Hill hizo o no las declaraciones que Comella y Smith alegaron que hizo, no es importante, ya que el incidente de Kinross se habría percibido como una amenaza y una acción hostil. Los supuestos comentarios de Hill, de que el verdadero propósito del Proyecto Libro Azul era evitar otro Pearl Harbor, suena cierto en este contexto. Si bien estas intervenciones convencionales son lo suficientemente significativas como para justificar una investigación y un análisis como amenazas a la seguridad nacional, es cuando uno vuelve a considerar el tema mucho más serio de los ovnis y las armas nucleares que uno comienza a percibir los contornos oscuros de la guerra y las operaciones encubiertas reales.

Más allá de toda duda, no solo ocurren los avistamientos de ovnis en instalaciones de almacenamiento de armas nucleares, plantas de fabricación, bases de misiles balísticos intercontinentales y pruebas nucleares, sino que se habrían visto en los niveles más altos como amenazas potenciales. Además, dado que tales incidentes ocurrieron no solo en los Estados Unidos sino también en la URSS, revisaremos algunos casos destacados, basándonos en la investigación de Robert Hastings y su excelente estudio sobre este tema, UFOs and Nukes: Extraordinary Encounters at Nuclear Weapons Sites (Ovnis y armas nucleares: encuentros extraordinarios en sitios de armas nucleares). Estos avistamientos son vitales para el argumento que se presenta aquí, a saber, que existe una cultura de grupos de poder en la sombra, ya que, como descubriremos, las acciones de los ovnis durante algunos de estos incidentes no pueden interpretarse, desde el punto de vista humano, como algo menos que potencialmente hostil. Este examen analizará tres tipos diferentes de casos o avistamientos: aquellos en sitios de misiles nucleares, aquellos en pruebas nucleares reales y aquellos en instalaciones de fabricación de armas nucleares. Considerados individualmente, cualquiera de estos casos habría suscitado una valoración y una posible respuesta. Pero tomados en conjunto son argumentos convincentes para sutiles enfrentamientos y maniobras entre los ejércitos humanos, las posibles tecnologías de los grupos de poder en la sombra y quienquiera que esté involucrado detrás del fenómeno ovni. Como también descubriremos, un análisis detallado de estos casos a lo largo de dos vías principales de interpretación, como serían el origen humano y el origen alienigena, revelará algunas posibilidades especulativas interesantes sobre la cultura de los grupos de poder en la sombra.

A partir de octubre de 1945, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, el USS Franklin D. Roosevelt acumuló una serie de primicias en la historia naval de los Estados Unidos, siendo el primer portaaviones estadounidense en operar con un avión a reacción. También participó en el primer gran juego de guerra naval de la OTAN de la posguerra, junto con buques de guerra de Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca, Francia, Bélgica, Holanda, Portugal y Canadá, en la llamada Operation Mainbrace. Fue aquí donde comenzó la inquietud sobre los ovnis en el USS Franklin D. Roosevelt, cuando los barcos daneses y los aviones británicos comenzaron a informar sobre ovnis. El 20 de septiembre de 1952, algunos de sus tripulantes fueron observados por un fotógrafo de un periódico adjunto observando un objeto esférico en el cielo que viajaba muy rápidamente. El fotógrafo tomó algunas fotografías, que fueron rápidamente examinadas por los oficiales de inteligencia del barco, quienes decidieron que el gran objeto esférico tenía que ser un globo meteorológico o algo más. El USS Franklin D. Roosevelt rápidamente preguntó al resto de la enorme flota si alguno de sus barcos había enviado un globo meteorológico. La respuesta fue que ninguno lo había hecho. Pero los ovnis no terminaron con el USS Franklin D. Roosevelt, ya que después de una reparación al año siguiente, el barco ancló cerca de la Bahía de Guantánamo, donde nuevamente la tripulación del barco observó un ovni, esta vez de noche, brillando intensamente y actuando repentinamente con maniobras de arranque y parada. Tres años después, en 1956, mientras realizaba una visita de buena voluntad a Brasil, el portaaviones ancló en Río de Janeiro, donde nuevamente fue acechado, esta vez por dos ovnis. Los tripulantes del barco vieron dos discos grandes. Los describieron como uno encima del otro, con una luz brillante entre los dos. Los objetos se estimaron en entre 75 y 100 pies de largo. No se movían, y había unos cientos de pies separándolos. El radar del barco los fijó a varias millas del portaaviones y a una media milla de altura. Cada objeto tenía luces brillantes contra-rotantes que rodeaban su centro. De repente, el disco superior expulsó un objeto ardiente que cayó en el objeto inferior. Después de eso, ambos desaparecieron a una velocidad cegadora. Cualquier miembro de la tripulación del barco que había presenciado el incidente fue interrogado más tarde por la marina y luego se les dijo que no volvieran a hablar del tema. Pero aún no terminaron los incidentes con ovnis en el USS Franklin D. Roosevelt.

En otoño de 1958, el portaaviones estaba nuevamente anclado frente a la Bahía de Guantánamo, cuando alrededor de las 9 p.m. apareció un ovni y comenzó a dirigirse directamente hacia el portaaviones. Aproximadamente dos docenas de tripulantes corrieron a la cabina de vuelo y vieron un objeto en forma de cigarro con una fila de ventanas en el medio, y algunos de estos testigos afirmaron haber visto figuras adentro mirándolos, mientras que otros afirmaron que sintieron calor procedente del objeto. Sea lo que sea, permaneció cerca del portaaviones durante casi cinco minutos, cuando luego se volvió de color naranja rojizo, y luego desapareció, dejando el área a una velocidad muy alta. Posteriormente la CIA envió agentes a entrevistar a los testigos del incidente, dándoles la acostumbrada advertencia de no volver a hablar del tema. El incidente final que involucró al USS Franklin D. Roosevelt ocurrió en 1962 cuando apareció un objeto en el radar del portaaviones, a unas 500 millas de distancia y a 80.000 pies de altitud. Los operadores de radar del barco observaron que el objeto caía casi tres millas en cuestión de segundos y luego se detenía por completo. Se ordenó al portaaviones que girara contra el viento y varios aviones de combate F-4 Phantom fueron catapultados de la cubierta con órdenes de confirmar el avistamiento. Acercándose al objeto, los cazas encendieron sus radares e inmediatamente el objeto simplemente desapareció por completo del radar del portaaviones. Los aviones lo continuaron buscando, pero después de más de veinte minutos fueron llamados de regreso. Tan pronto como los cazas aterrizaron y la nave reanudó su curso anterior, el ovni reapareció en el radar de la nave, directamente sobre el portaaviones, lo que significa que había viajado una distancia de más de 500 millas en solo unos minutos. Bajo órdenes del oficial al mando, se ordenó a la tripulación involucrada que no registrara nada en sus registros. Entonces, inevitablemente surge la pregunta: ¿Por qué los ovnis estaban apuntando al USS Franklin D. Roosevelt, aparentemente separándolo de todos los portaaviones de la Marina de los Estados Unidos? La respuesta de Mack Maloney, autor de UFOs in Wartime: What They Didn’t Want You To Know (OVNIs en tiempos de guerra: lo que no querían que supieras), es escalofriante: “Solo hay una pista: en 1950, el USS Franklin D. Roosevelt fue el primer portaaviones de la Marina de los Estados Unidos en desplegar armas nucleares a bordo”.

Con esto llegamos al corazón de un aspecto muy turbio y potencialmente muy oscuro de la actividad ovni y la interferencia con las operaciones e instalaciones militares: las armas nucleares. Como se señaló anteriormente, Robert Hastings ha realizado un trabajo extraordinario sobre este tema. Durante el crisis mundial entre Estados Unidos y la URSS en una potencial guerra termonuclear debida a la Crisis de los Misiles Cubanos de 1962, los ovnis brillaron por su ausencia y, de hecho, parece que en todo el mundo, la actividad ovni estaba en un nivel bajo. Según Hastings, sin embargo, hubo un intento de interceptar un ovni por parte de combatientes estadounidenses durante la crisis. Pero esto es simplemente la punta de un iceberg muy grande de ovnis y armas nucleares. Casi todas las bases de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos que albergaban misiles balísticos intercontinentales (Malmstrom en Montana, FE Warren en Wyoming, Ellsworth en Dakota del Sur y Minot y Grand Forks en Dakota del Norte) han tenido incidentes recurrentes con ovnis. La Base de la Fuerza Aérea de Malmstrom, cerca de Great Falls, Montana, fue el escenario en 1966 de uno de los casos más sorprendentes de interferencia ovni en los asuntos militares estadounidenses y las armas nucleares. Informado por primera vez por el ufólogo Raymond Fowler, el incidente ocurrió durante una noche a principios de la primavera de 1966. Se avistó un ovni cerca del centro de control de lanzamiento de un hangar de diez misiles balísticos intercontinentales Minuteman. El ovni, en forma de platillo rojo brillante, bloqueo el centro de control. Un testigo del evento, el capitán Robert Salas, informó a Hastings que un agente de la oficina de Investigaciones Especiales de la Fuerza Aérea (AFOSI) de la base interrogó a los hombres y les hizo firmar acuerdos de confidencialidad, y les informó que el incidente ocurrido era «altamente clasificado» y no debía ser discutido con nadie, ni siquiera entre ellos. El agente de AFOSI luego confiscó los registros de los oficiales encargados del lanzamiento de misiles. Según el capitán Salas, a pesar de estas restricciones, el incidente se convirtió rápidamente en un tema importante de discusión en la base. Finalmente se redactó un informe de ingeniería que negaba oficialmente que el ovni tuviera algo que ver con el bloqueo de los misiles.

Sin embargo, la Fuerza Aérea contactó a ingenieros de la empresa Boeing, diseñadora del misil Minuteman, y estos a su vez investigaron varias causas posibles, entre ellas condiciones climáticas y sobretensiones, pero las descartaron todas. Más importante aún, los ingenieros de Boeing duplicaron con éxito el fenómeno al inyectar directamente una cierta señal, un ‘ruido‘, en el acoplador lógico de los sistemas de lanzamiento computarizados de los misiles, aunque nunca pudieron determinar la fuente de tal señal. Este es un punto importante, ya que si bien parece evidente que el ovni fue responsable del bloqueo, la capacidad de los ingenieros de Boeing para duplicar el fenómeno indica que la tecnología empleada no estaba más allá de las capacidades humanas existentes. Pero otros incidentes en la base de Malmstrom indicaron capacidades más perturbadoras, ya que en 1967 un ovni llegó a la base y nuevamente interfirió con los misiles, solo que esta vez, con los sistemas de guía y control de los misiles. Según Hastings, su fuente indicó que quienquiera que estuviera detrás del ovni estaba demostrando que de hecho podía desactivar los misiles. Luego, en una actuación repetida en enero de 1972, NORAD, North American Aerospace Defense Command (Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial) informó a la base de Malmstrom que los sensores terrestres habían registrado un fuerte aumento en la temperatura del suelo hasta 80 grados alrededor de uno de los silos ICBM. Un equipo de seguridad fue llevado de urgencia al silo; cuando llegaron vieron algo increíble. Un ovni estaba posado en el suelo y se había quitado la cubierta del silo de misiles. Aparentemente, la “tripulación” del ovni había irrumpido en las instalaciones de lanzamiento. El equipo de seguridad estaba lo suficientemente cerca como para que, aunque nunca se registró una descripción, un miembro afirmase que vio a la tripulación del ovni dentro del silo, examinando el circuito del misil. Al ser descubiertos, los ocupantes del ovni se apresuraron a regresar a su nave. El ovni despegó a una velocidad estimada en 50.000 millas por hora. En otro incidente más en Malmstrom en noviembre de 1975, sonó una alarma en la base que indicaba que se había violado la seguridad en uno de los silos. Los oficiales de lanzamiento en el silo solicitaron que un equipo de seguridad lo investigara. Al llegar al silo, el equipo de seguridad informó haber observado un gran disco naranja flotando sobre el área, y los técnicos fueron enviados al misil balístico intercontinental después de que el disco partiera. Para su horror, descubrieron que la información de objetivos almacenada en el sistema de guía de la ojiva había sido cambiada y nadie podía entender cómo se había alterado la información de orientación.

Hay dos consideraciones cruciales aquí. En primer lugar, las acciones de los ovnis en la base de Malmstrom, cualquiera que sea su origen, constituyeron claramente un comportamiento que podría considerarse hostil, y con la supuesta alteración de los datos de objetivos, sin mencionar el bloqueo de un conjunto completo de misiles balísticos intercontinentales, constituyeron amenazas graves para la seguridad nacional estadounidense. En segundo lugar, a pesar de que los ingenieros de Boeing pudieron duplicar el bloqueo del lanzamiento de misiles  a través de señales remotas, la alteración remota de los datos sensibles de orientación implica una capacidad tecnológica mucho más sofisticada, que sugiere la capacidad de escanear los circuitos y datos de orientación, e introducir nueva información de orientación. Pero la base de Malmstrom no fue la única base aérea de Estados Unidos y la instalación de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales que experimentó dificultades con los ovnis y sus misiles intercontinentales. La Base de la Fuerza Aérea de Ellsworth, justo al este de Rapid City, Dakota del Sur, sitio de control de 150 misiles balísticos intercontinentales repartidos por los páramos de la parte occidental del estado, también experimentó su parte de incidentes. En particular, al igual que los incidentes de Malmstrom, estos comenzaron en 1966. En 1966 se ordenó al sargento primero Albert Spodnik y a otro técnico electromecánico que analizaran las instalaciones para corregir lo que parecía ser un mal funcionamiento eléctrico, ya que tanto la energía de respaldo como la de emergencia se habían interrumpido en un sitio cuyo nombre en código era Juliet-03, lo que hizo que el misil Minuteman allí fuese inoperable. Spodnik y su compañero completaron las reparaciones e iniciaron un procedimiento de puesta en marcha que devolvería el misil a su estado operativo normal. Ese fue el final de todas las cosas normales para esa noche, ya que cuando salían del silo, su escolta de seguridad les informó que había una conversación inquietante en la radio de su vehículo, ya que una alarma de seguridad había sonado en otro silo a solo seis millas de distancia, ya que también experimentó una pérdida total de toda la energía de emergencia y de respaldo, lo que bloqueó el estado de alerta del misil. Una vez más se ordenó a un equipo de seguridad que acudiera al silo. Escuchando, Spodnik y su compañero escucharon al equipo de seguridad en el otro silo describir un objeto metálico redondo que descansaba en el suelo dentro del perímetro de seguridad del silo. Al subirse a la parte superior de su vehículo para obtener una mejor vista del silo cercano, Spodnik y su compañero vieron un resplandor intenso que parecía envolver toda la instalación de lanzamiento, mucho más brillante que las luces de seguridad ubicadas allí. Mientras tanto, se ordenó al equipo de seguridad del otro silo que se acercara al objeto, lo que el comandante del equipo se negó a hacer, y se envió un helicóptero desde Ellsworth hasta el silo. El helicóptero transportaba al Comandante de la Base, al Comandante de Ala, al Comandante de Mantenimiento de Misiles, al Comandante de Ingeniería Civil y al Comandante del Hospital de la Base. Como dice Hastings, esto fue extraordinario, por decir lo menos. Spodnik finalmente saltó de su vehículo y escuchó por la radio que el ovni había partido. Cuando llegó el helicóptero con los comandantes de la base, encontraron las hendiduras del tren de aterrizaje trípode del objeto y se restableció la energía, sin que nadie hubiera hecho nada.

Sin embargo, esta no iba a ser la última visita de un ovni a los silos de misiles de la Base Aérea de Ellsworth, ya que el sargento técnico John W. Mills, asignado al 44º Escuadrón de Mantenimiento de Misiles de la base, informó de un incidente aún más extraño en la base a fines de diciembre de 1978 y principios de enero de 1979. Con la orden de ir a un silo para realizar un procedimiento de mantenimiento de rutina en un misil balístico intercontinental, Mills ingresó en el silo, cuando el guardia que acompañaba a su equipo en la superficie comenzó a golpear la escalera hacia las instalaciones, exigiendo que salieran a la superficie. Mills subió la escalera, con la intención de reprender al guardia, pero cuando llegó a la superficie, notó un zumbido ambiental fuerte de baja frecuencia, proveniente de todas partes. Mills afirmó que uno podía sentirlo en la piel, dentro del cuerpo, en los dientes, como un microondas, excepto que no te estaba calentando. Incluso su vehículo vibraba. Mirando hacia arriba, no podían ver las estrellas directamente sobre su cabeza, mientras que las estrellas eran claramente visibles a los lados. Pero al salir del área de seguridad cercada del silo no se podía escuchar el zumbido. Mills informó a Hastings que “no teníamos miedo. Estábamos desconcertados”. Si bien su guardia de superficie estaba claramente asustado, Hastings observó que esta extraña valentía y calma por parte de otros involucrados en tales avistamientos en bases de misiles sugería algún tipo de campo de condicionamiento mental presente. Y al igual que con el anterior avistamiento de Ellsworth en 1966, toda la energía en la instalación de lanzamiento se cortó inexplicablemente, solo para regresar cuando el objeto se fue. Esto no fue todo: otros dos equipos en dos silos diferentes informaron experiencias similares, con pérdidas totales de energía en cada silo. Una vez de vuelta en Ellsworth, Mills y su equipo se dirigieron al hangar de mantenimiento de misiles, que estaba lleno de gente, muchos de ellos coroneles y varios comandantes de base. Separando a los hombres alistados de los oficiales, se ordenó a los miembros de cada equipo que completaran informes. Mills y su equipo informaron que no vieron nada, pero aparentemente dos equipos informaron de la verdad, y sus miembros fueron pasados por alto para la promoción y en un caso sus miembros fueron reasignados desde la base dentro de las 24 horas después de haber sido obligados a firmar declaraciones de confidencialidad. Al igual que con los incidentes posteriores de Malmstrom, se descubrió que los sistemas de orientación de los misiles no estaban operativos durante el incidente.

Hasta ahora nos hemos encontrado con ovnis que han bloqueado silos de misiles balísticos intercontinentales, cortado la energía en los silos y alterado la información del sistema de guía y orientación. Como si todo eso no fuera suficiente, el paso final y más peligroso por su implicación para la seguridad nacional se dieron durante los incidentes ovni en la Base de la Fuerza Aérea Minot, en algún momento entre julio de 1965 y julio de 1967. La historia fue contada a Hastings por David Schuur, miembro del equipo que gestionó los misiles Minuteman en la base de Minot desde diciembre de 1963 hasta noviembre de 1967. Mientras Schuur estaba de servicio, todos los silos ICBM de la base de Minot informaron que un objeto extraño se movía sobre sus silos. Vale la pena citar en detalle lo que Schuur le contó a Hastings, ya que las implicaciones del incidente de Minot son quizás las más perturbadoras de todas las actividades relacionadas con los ovnis y las armas nucleares, con claras implicaciones para la seguridad nacional y, como veremos más adelante en el análisis de estos incidentes, claras implicaciones para los grupos de poder en la sombra y sus respuestas a tales eventos: “Sin embargo, cuando el objeto pasó sobre nuestra base, comenzamos a recibir muchas indicaciones falsas en nuestra consola. Aparentemente, el objeto estaba enviando algún tipo de señales a cada misil. No todos los misiles fueron verificados desde fuera por el objeto, pero hubo varios que sí. Tal vez seis, siete u ocho. Tal vez diez fueron revisados, pero no lo creo. A medida que esta cosa pasaba sobre cada sitio de misiles, empezábamos a recibir indicaciones erráticas sobre ese misil en particular. Después de unos segundos, todo se restableció a la normalidad. Pero luego, el siguiente misil mostró indicadores falsos, por lo que aparentemente el objeto se había movido hacia ese y le había hecho lo mismo. Luego al siguiente, y así sucesivamente. Era como si el objeto escaneara cada misil, uno por uno. En la seguridad interior y la seguridad exterior se disparaban las alarmas, pero las teníamos todo el tiempo, por una u otra razón. Sin embargo, en esta noche en particular, tuvimos que activar el interruptor ‘inhibir’ porque obtuvimos indicadores de ‘Lanzamiento en progreso’. Después de unos minutos, el ovni pasó al noroeste de nosotros y todos los indicadores volvieron a la normalidad”.

La competencia de Hastings como investigador se revela en su siguiente pregunta y la respuesta de Schuur: “Quería estar seguro de lo que me acababan de decir. Le pregunté a Schuur: ‘Entonces, si obtiene un indicador de lanzamiento en progreso, ¿significa que la secuencia de lanzamiento se ha activado, que el misil se está preparando para lanzarse?’. Schuur respondió: ‘Eso significa que el misil ha recibido una señal de lanzamiento. Cuando eso sucede, recibimos una indicación en la cápsula de que ese misil ha recibido una orden de lanzamiento. Si eso sucede, sin la debida autoridad, activa lo que se llama un interruptor de ‘Inhibir’, para retrasar el lanzamiento durante un período de tiempo determinado. Si llega un comando de inhibición desde otra cápsula de lanzamiento, el lanzamiento se detiene por completo. Pero si ese segundo comando no llega, el misil esperará un período de tiempo específico y luego se lanzará automáticamente al final de ese período vencido, teóricamente. Por supuesto, esa noche, teníamos todo tipo de otros indicadores de cada misil, por lo que en esa situación el lanzamiento probablemente se habría abortado. Sinceramente, no lo sé”. Considere las implicaciones de estas declaraciones a la luz de los incidentes de Ellsworth y Malmstrom, porque claramente, si la información de objetivos en los misiles pudiera alterarse remotamente en presencia de un ovni, y si los silos pudieran bloquearse por completo, entonces es igualmente concebible que los medios que había para «inhibir» el «interruptor de inhibición«, hubiesen permitido que los misiles se lanzaran automáticamente al final del período de tiempo expirado. Esto no sólo constituye una clara amenaza y una acción hostil, sino que inevitablemente habría provocado ciertas respuestas dentro de las secretas estructuras de poder burocrático, como argumentaremos más adelante. Pero al igual que los incidentes en las bases de la Fuerza Aérea de Malmstrom y Ellsworth, este no fue el único incidente de este tipo en Minot. En las horas previas al amanecer del 24 de octubre de 1968, el radar de la base estaba rastreando un ovni, así como el radar a bordo de un B-52 que se acercaba a la base para aterrizar, mientras que al mismo tiempo los equipos de seguridad y mantenimiento de misiles también estaban informando sobre ovnis maniobrando cerca de las instalaciones de lanzamiento de misiles Minuteman. Este incidente incluso llegó al archivo oficial del Proyecto Libro Azul como caso 12.548.

En un momento  los testigos vieron al ovni separarse en dos objetos separados, volar en direcciones opuestas, luego regresar y pasar uno debajo del otro. Mientras esto ocurría, la base llamó por radio al bombardero B-52 que se aproximaba y pidió una confirmación visual o de radar. El radar del B-52 rastreó el objeto y el operador del radar del avión activó la cámara del radarscopio, capturando el evento del radar en una película para su posterior análisis. Este análisis reveló que el objeto viajaba alrededor de 3900 millas por hora. A medida que el ovni se acercaba al B-52, las transmisiones de radio de la aeronave se interrumpieron y solo pudo recibir comunicaciones pero no emitirlas. La tripulación de la aeronave describió el objeto como anaranjado, oblongo y con lo que parecían ser ventanas a su alrededor. Pero la explicación oficial de la Fuerza Aérea fue que las transmisiones interrumpidas se debieron a efectos de plasma como un rayo en bola, y la tripulación había visto la estrella Sirius o Vega, o un rayo de plasma o bola ubicado cerca del suelo. Muy bien, pero los plasmas no explican el anterior y mucho más grave incidente de «Lanzamiento en progreso» en la base, ya que los plasmas normalmente no flotan deliberadamente de un silo de misiles al siguiente, ¡realizando exploraciones sobre la marcha! Todo esto es bastante grave, pero la gravedad se ve considerablemente amplificada por el hecho de que un coronel retirado del ejército soviético, Vladimir Plantonev, describió para ABC News un incidente similar en una base de misiles balísticos intercontinentales soviéticos en Ucrania el 4 de octubre de 1982, un incidente que duró varias horas. Se vio un platillo volador típico cerca de la base del misil balístico intercontinental en las afueras del pueblo de Byelokoroviche, cuando un número no especificado de misiles nucleares se activó repentinamente. Mientras el equipo de lanzamiento horrorizado miraba impotente, la secuencia de lanzamiento automatizado se activó sin la debida autorización y procedió a la cuenta regresiva durante 15 aterradores segundos, antes de abortar y volver al estado de espera. ¡Es como si alguien estuviese jugando peligrosamente con ellos! Al igual que con los comandos de control estadounidenses para los lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales, esta señal y secuencia de lanzamiento solo podría comenzar mediante la transmisión de códigos y comandos especiales desde Moscú.

Pero hay más, y debería hacer estremecer a cualquier lector. En 2004, la cadena televisiva History Channel emitió un episodio llamado Secretos ovni soviéticos revelados, en el que el Dr. Yulii Platov, miembro de la Academia Rusa de Ciencias, intentó desacreditar toda la historia ovni, afirmando que todo el incidente se debió simplemente a una bengala militar siendo visto cerca de los silos de misiles. Según Platov, esta explicación fue aceptada rápidamente por miembros del Instituto, un grupo de investigación de ovnis patrocinado por el gobierno soviético, que fue enviado a investigar el incidente inmediatamente después de que ocurriera. Según Platov: «Establecieron en un período muy corto, literalmente medio día, que se llevó a cabo un ejercicio de entrenamiento militar en una base aérea cercana«. Para aquellos que han seguido la historia de los ataques a las Torres Gemelas del 11 de septiembre del 2001 o de los ataques terroristas de Londres, entre otros, esta coincidencia de eventos reales con simulacros de operaciones muy parecidas les resultará familiar. Todo indica que el incidente soviético con un ovni fue real, ya que sigue el patrón familiar que hemos visto evidenciado en los casos estadounidenses, un patrón que, además, habría provocado respuestas similares dentro de las entrañas burocráticas de los proyectos ocultos rusos, y las correspondientes respuestas políticas, como se argumentará más adelante. Por el momento, ningún estudio de la interferencia de ovnis con silos de misiles nucleares estaría completo sin una revisión del famoso incidente de Big Sur. El incidente ovni de Big Sur ha sido muy estudiado y debatido. Algunos investigadores lo consideran un ejemplo sin precedentes del interés de los ovnis en nuestros sistemas de misiles nucleares y de su interferencia con ellos. Sin embargo, otros ufólogos descartan el caso, ya sea porque creen que se puede explicar en términos prosaicos, o lo ven como una completa invención. Según el informe del Dr. Bob Jacobs resumido por Robert Hastings: “Temprano una mañana en septiembre de 1964, se lanzó un misil balístico intercontinental Atlas D (ICBM) desde Vandenberg AFB, California, que transportaba un sistema experimental para anular el radar enemigo y una ojiva nuclear ficticia. Poco después de la separación de la ojiva, mientras la ojiva corría hacia un amerizaje en la laguna de Eniwetok, en el Océano Pacífico, se le acercó un ovni en forma de disco. Mientras el platillo perseguía y luego giraba alrededor de la ojiva, cuatro brillantes destellos de luz emanaron de la nave desconocida, después de lo cual la ojiva comenzó a dar vueltas y finalmente cayó al océano a cientos de millas de distancia de su objetivo previsto”.

Todo esto fue filmado por el entonces teniente Bob Jacobs del Escuadrón Fotográfico 1369 en la Base de la Fuerza Aérea de Vandenberg, a través de un sistema de cámara telescópica de última generación en Big Sur, California, a más de 100 millas al noroeste de Vandenberg AFB. Jacobs sostiene que una versión de 16 mm de la película fue mostrada a un grupo pequeño y selecto en Vandenberg con la presencia del mismo Jacobs. Al final de la vista, se le ordenó a Jacobs que olvidara los hechos y que nunca hablara de ellos. Posteriormente, Jacobs se enteró de que cuando abandonó el área de visualización, los fotogramas reveladores del ovni y la destrucción del misil balístico intercontinental fueron eliminados de la película por posibles agentes de la CIA. Además, el compañero oficial de la Fuerza Aérea Mansmann opinó que la evaluación del origen del ovni fue que era extraterrestre, y él y el propio Jacobs creían que el derribo tenía la intención de ser una advertencia para la humanidad y su obsesión por las armas termonucleares. Como señala correctamente Hastings, si la historia de Jacobs sobre el incidente del derribo del OVNI-ICBM en Big Sur es cierta, entonces podría decirse que es el caso más dramático registrado de aparente interferencia ovni con uno de nuestros sistemas de armas nucleares. Como tal, su importancia no puede ser despreciada, aunque la motivación real del ovni en relación al aparente derribo de la ojiva ficticia sigue siendo desconocida. Sin embargo, el acto en sí fue inequívocamente provocativo y, desde una perspectiva tecnológica, absolutamente asombroso. De hecho, si son ciertos, todos los incidentes con armas nucleares y ovnis revisados hasta ahora representarían el desafío más directo al “dominio de espectro completo” dentro de la estructura de seguridad nacional estadounidense.

En este momento vale la pena hacer una pausa para tomar nota de un patrón notable que ha surgido, ya que cuando todos estos incidentes se consideran juntos, se ha demostrado que los ovnis parecían ser capaces de cortar toda la energía en los silos ICBM (Malmstrom y Ellsworth); de escanear y reconfigurar el sistema de guía y los datos de objetivos de misiles individuales, y luego devolverlos a la normalidad; de iniciar secuencias de lanzamiento en misiles estadounidenses y soviéticos; y dadas todas estas capacidades, se debe asumir que tenían la capacidad de anular las capacidades de «inhibición de lanzamiento» en los misiles estadounidenses y soviéticos; y finalmente, en el caso del Incidente de Big Sur, podían derribar un misil balístico intercontinental en vuelo con tecnología descrita como armamento de energía dirigida. Cada una de estas capacidades, tomadas individualmente, sería percibida e interpretada por las burocracias de seguridad nacional, tanto militares como de inteligencia, como una amenaza potencial para la seguridad nacional, si no como actos abiertamente hostiles. De hecho, podemos ver estos incidentes como una especie de conflicto encubierto, con escaramuzas encubiertas al borde de la credulidad, o bien una verdadera guerra abierta, una especie de estrategia tecnológica arriesgada o un combate de esgrima entre dos oponentes diseñados para enviar mensajes. El análisis de este encuentro de esgrima y las propuestas de respuesta al mismo habrían sido clasificados como alto secreto. Especularemos más adelante sobre cuáles pueden haber sido algunas de esas respuestas. Pero aún no hemos terminado con el tema de los ovnis y las armas nucleares. Si los ovnis mostraron tanto interés en las instalaciones de lanzamiento de armas nucleares, ¿qué pasa con las pruebas nucleares y termonucleares reales? A estas alturas, no debería sorprender que los ovnis hayan mostrado interés no solo en las instalaciones de armas nucleares, sino también en las pruebas nucleares y termonucleares reales. Esta correlación fue señalada por primera vez por el difunto Frank Edwards, quien señaló en su libro Platillos volantes, aquí y ahora que los ovnis parecen aparecer primero en Escandinavia con la famosa ola de «cohetes fantasma» de 1946, y luego sobre las instalaciones de defensa de los Estados Unidos en el oeste y el sudoeste del país en 1947. Edwards correlacionó esto con la prueba Trinity de 1945, la primera prueba de un arma nuclear por los Estados Unidos, y teorizó que “alguien” estaba reconociendo nuestra actividad nuclear, habiendo sido alertado por la prueba de 1945, aunque Edwards no ofreció una explicación para esto.

Edwards también señaló que los avistamientos sobre Escandinavia en 1946 fueron simplemente en el lugar equivocado, aunque Edwards no podría haber sabido en ese momento la creciente evidencia después de la reunificación alemana de 1989-1992 de que los nazis habían hecho explotar algún tipo de dispositivo nuclear en el Báltico en 1944, que encajaría perfectamente con el “tiempo de viaje” de dos años de Edwards. Extrañamente, sin embargo, pocos han seguido esta correlación de la actividad ovni con las pruebas nucleares, con la excepción de Robert Hastings. Aquí nuevamente, sin embargo, vemos la evidencia más fuerte no solo de una correlación, sino de algo que, tomado con la capacidad de los ovnis para interferir con los sistemas de lanzamiento y guía de los misiles balísticos intercontinentales, se habría percibido como amenazas profundas a la seguridad nacional. Una fuente entrevistada por Hastings, Chester W. Lytle, Sr., que participó en el Proyecto Manhattan de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial a través de su empresa de ingeniería, Lytle Engineering. Esta función de colaboración continuó en la era de las pruebas en el campo de pruebas de Nevada donde, Lytle le dijo a Hastings, las pruebas fueron filmadas por aviones, cuyos pilotos “habían observado naves en forma de disco altamente maniobrables en las cercanías de las detonaciones”. El propio Lytle estuvo presente mientras el radar rastreaba estos objetos, que superaban con creces las maniobras de cualquier avión estadounidense conocido. Otra fuente, David Middleton, informó a Hastings que había ayudado a erigir la torre que albergaba uno de esos dispositivos nucleares para una prueba a fines de la década de 1950. La noche anterior a la prueba, dos ovnis descendieron y realizaron maniobras cerca de la torre. El personal de la Comisión de Energía Atómica presente en la prueba, al ver esta actuación, la pospuso. Otra fuente, Walter N. Webb, profesor jubilado del Planetario Charles Hayden en Boston, y consultor en astronomía para el Centro de Estudios Ovni (CUFOS) y la Red Mutual de Ovni (MUFON), informó a Hastings de otro avistamiento de ovnis de 18 discos plateados giratorios cerca del sitio de prueba atómica en Yucca Flat, Nevada, en octubre de 1951. Durante uno de esos eventos de ovnis monitoreando el conjunto de pruebas nucleares Plumbbob en Nevada, el Proyecto Libro Azul mencionó un ovni monitoreando y rastreando la nube radiactiva de la prueba, e incluso respondiendo a transmisiones militares encriptadas enviando respuestas encriptadas propias. De hecho, como descubrió Hastings, otra fuente, Daniel Wilson, fue capaz de correlacionar avistamientos de ovnis y avistamientos de «bolas de fuego«, después de las pruebas nucleares a medida que la lluvia radiactiva se extendía por todo el país, con avistamientos de «bolas de fuego» que la acompañaban.

Se ha escrito mucho sobre las pruebas de la bomba de hidrógeno de Ivy-Mike y Castle Bravo, y sobre la hipótesis de que sus rendimientos anómalos y desbocados pueden haber sido el resultado de una estructura del tejido del espacio-tiempo en las reacciones, ello debido a la fuerza de geometrías resonantes establecidas momentáneamente dentro de los plasmas nucleares pocos momentos después de la detonación. Según Joseph P. Farrell parte de este mecanismo consistía en enviar pulsos longitudinales dentro del medio físico mismo, y que este mecanismo, si se tuviera la tecnología para detectar tales pulsos, podría ser la razón por la cual la actividad ovni parece estar tan extrañamente correlacionada con ensayos e instalaciones nucleares. Dos de estas pruebas, en particular, Ivy Mike y Castle Bravo, son clave en estas especulaciones y, por lo tanto, no debería sorprender que estas dos pruebas también exhibieron una cantidad inusual de actividad ovni. Nada menos que el jefe del Proyecto Libro Azul de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, el capitán Edward J. Ruppelt, de quien algunos creen que incluso acuñó el término «Objeto Volador No Identificado» u OVNI, escribió lo siguiente en su resumen del proyecto de la Fuerza Aérea: “En noviembre o diciembre Estados Unidos iba a disparar la primera bomba H durante el Proyecto Ivy. Aunque esto era Top Secret en ese momento, se trataba del secreto peor guardado de la historia, ya que todos parecían saberlo todo. Algunas personas en el Pentágono tenían la idea de que había seres, humanos o de otro tipo, que podrían estar interesados en nuestras actividades en el Pacífico, ya que parecían estar presentes en la Operación Mainbrace. En consecuencia, el Proyecto Libro Azul se había dirigido a obtener transporte al área de prueba para establecer una red de informes y analizar sus informes en el lugar. En segundo lugar, el Proyecto Libro Azul estaba trabajando en planes para un extenso sistema para rastrear ovnis mediante instrumentos. El general de brigada Garland, que había sido subdirector de producción del general Samford y que había estado a cargo del proyecto OVNI para el general Samford, y ahora era el jefe del Comando de Inteligencia Técnica Aérea (ATIC), había reemplazado al coronel Dunn, quien fue al Air War College (Escuela Superior de Guerra Aérea). El general Garland había estado durante mucho tiempo a favor de tratar de obtener información concreta, ya sea positiva o negativa, sobre los ovnis. Este sistema de seguimiento planificado reemplazaría las cámaras de cuadrícula de defracción que aún se estaban desarrollando en ATIC. En tercer lugar, tan pronto como pudiéramos, planeábamos reunir a un grupo de científicos y dejar que pasaran una o dos semanas completas estudiando el problema de los ovnis. Nuestro viaje propuesto al Pacífico para observar ovnis durante la prueba de la bomba H fue cancelado en el último minuto porque no pudimos conseguir espacio en un avión. Pero las tripulaciones de las fuerzas de seguridad de la Armada y la Fuerza Aérea que salieron a las pruebas recibieron instrucciones exhaustivas para buscar ovnis, y se les dieron los procedimientos sobre cómo rastrearlos e informarlos. De regreso en Dayton, nos preparamos para hacer un análisis rápido de cualquier informe que pudiera llegar, pero no llegó ninguno. No se vio nada que cayera en la categoría de ovni durante toda la serie de pruebas atómicas del Proyecto Ivy”.

Vemos que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos parecía estar poniendo en marcha en ese momento un sistema de monitoreo y seguimiento que no solo monitorearía las pruebas nucleares, sino también la actividad ovni. Observemos también que esto estaba bajo la dirección del Comando de Inteligencia Técnica Aérea (ATIC), en ese momento con sede en la Base Aérea Wright-Patterson en Dayton, Ohio. También es muy sugestivo que un comandante del ATIC, el coronel Dunn, fuera trasladado posteriormente a la Escuela Superior de Guerra Aérea, lo que implica quizás que las consideraciones sobre los ovnis se estaban incorporando de forma gradual y silenciosa a los cálculos y entrenamiento estratégicos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Sin embargo, lo más importante es que Ruppelt indica que los ovnis fueron una preocupación suficiente para los planificadores militares, especialmente durante el primer lanzamiento de la bomba de hidrógeno, para que se ordenase a su propio personal del Proyecto Libro Azul que se dirigiera al área de prueba, y se informó al personal de la Armada y la Fuerza Aérea para la vigilancia y el reporte de ovnis. Según Ruppelt, no llegó ningún informe, pero a la luz del patrón constante revisado hasta ahora, resulta difícil de creer. Es más probable que se presentaran dichos informes y que la dificultad del Proyecto Libro Azul para encontrar transporte al área de prueba fuera una medida deliberada diseñada para mantenerlo al margen. El Proyecto Libro Azul era simplemente demasiado público para permitir el escrutinio público potencial de dos áreas sensibles: pruebas termonucleares y ovnis al mismo tiempo. Que este puede ser un escenario altamente plausible se evidencia por uno de los eventos ovni-nuclear más significativos de todos: Castle-Koon, lugar de las famosas pruebas con nombre en código de Castle, siendo la más remarcable, por supuesto, Castillo Bravo. Pero, ¿por qué Castle Koon es tan importante? Castle Koon fue una prueba de un dispositivo termonuclear, diseñado por el equipo de Edward Teller en los laboratorios Lawrence Livermore, que fracasó, sin alcanzar el rendimiento calculado antes de la prueba: “Su rendimiento revisado fue de unos cómodos 1,5 megatones, pero en cambio, el dispositivo no logró apenas ninguna reacción de fusión, llegando a solo 110 kilotones. Se nos dice que del rendimiento, sólo 10 kilotones correspondieron a reacciones de fusión, o alrededor del 9 por ciento del rendimiento total. El otro 91 por ciento del rendimiento se obtuvo de las reacciones de fisión del primario y secundario. La explicación fue un retraso de tiempo inesperadamente largo entre el disparo primario y el encendido secundario. Según se informa, esto se debió a un simple defecto de diseño, ya que el flujo de neutrones del primario había precalentado el secundario, lo que provocó una compresión deficiente”.

Por supuesto, en el entorno termonuclear el más mínimo cambio de unos pocos nano milímetros de espesor de cualquier elemento de estado sólido dentro del dispositivo y el más mínimo cambio de posicionamiento de varios componentes, puede, dentro de los segundos de sincronización de las diversas etapas de la reacción, alterar significativamente su eficiencia e impedir el rendimiento general de la reacción. Entonces, desde un cierto punto de vista, esta explicación tiene sentido. Pero desde otro punto de vista, ¿alguna de estas explicaciones tiene realmente sentido? ¿Realmente vamos a creer que el Laboratorio Nacional de Los Álamos no sabía absolutamente nada acerca de las reacciones del litio-7 antes de la prueba de Castillo Bravo? ¿Y realmente vamos a creer que el Laboratorio Lawrence Livermore, bajo la dirección del Dr. Edward Teller, el mismo “padre de la bomba de hidrógeno”, no pudo diseñar con éxito la misma bomba que se le atribuye haber inventado? En efecto, ello implicaría que el equipo de diseño de Edward Teller en el Laboratorio Lawrence Livermore fue extremadamente incompetente, una explicación totalmente increíble. Por lo tanto, se debe encontrar algún otro mecanismo para una caída tan dramática en el rendimiento. Curiosamente, Robert Hastings descubrió evidencia dramática de una serie completa de avistamientos de ovnis a lo largo de la serie de pruebas nucleares y termonucleares de Castle, incluido un avistamiento el 7 de abril de 1954, pocas horas después de la prueba de Castle Koon. Consideremos ahora lo que nos ha traído hasta aquí: Se vieron ovnis sobre sitios ICBM estadounidenses y rusos durante la Guerra Fría; en muchos casos, cortes de energía totales acompañaron a estos avistamientos cuando los misiles balísticos intercontinentales fueron retirados del estado de alerta, una clara amenaza para la seguridad nacional; en algunos casos, la información de orientación en estos misiles balísticos intercontinentales se modificó mientras los ovnis estaban presentes, solo para volver a la normalidad después de su partida; en algunos casos, tanto en los Estados Unidos como en la URSS, las secuencias de lanzamiento reales en misiles balísticos intercontinentales se iniciaron mientras había ovnis presentes; y finalmente, los ovnis parecían estar monitoreando pruebas nucleares reales.

Si algunos de estos ovnis son el producto de una tecnología real, y esta tecnología incluye una capacidad de propulsión de campo que se basa en la capacidad de manipular o diseñar la estructura local del espacio-tiempo, entonces es lógico pensar que esta capacidad podría emplearse deliberadamente para alterar los rendimientos de los dispositivos nucleares y termonucleares, ya sea amplificándolos o atenuándolos en gran medida, como sugestivamente es el caso de la prueba de Castle Koon, que no logró iniciar ninguna reacción de fusión en absoluto, a pesar del claro conocimiento de los principios de ingeniería para hacerlo por parte de Teller y su equipo, y a pesar del hecho de que el «disparador» nuclear de Castle Koon disparó efectivamente y alcanzó el nivel necesario de gradientes térmicos para iniciar la fusión. La presencia de ovnis a lo largo de la serie de pruebas de Castle, más la extraordinaria incapacidad de los ingenieros estadounidenses para calcular los rendimientos, de hecho habría hecho que el tema de los ovnis fuera una prioridad del estado en relación a la seguridad nacional, aunque solo fuera porque estas capacidades implicaban poder convertir toda la capacidad en armas nucleares en inútil, o bien la capacidad inversa de hacerlo mucho más eficiente de lo que pretendían sus diseñadores. No es de extrañar, entonces, que la materia fuera clasificada como un secreto más alto que la bomba de hidrógeno, porque implicaba una física mucho más flexible y destructiva. Es igualmente importante observar dos cosas aquí: fue precisamente en este momento, la serie de pruebas Castle de 1954 y sus notables avistamientos de ovnis, que el ejército occidental intensificó su incorporación de los antiguos científicos nazis en la investigación de los ovnis. Vale la pena mencionar uno de esos casos. Alrededor de 1953 o 1954, según Frank Edwards, el gobierno de Alemania Occidental contrató al Dr. Herman Oberth, físico alemán y uno de los padres fundadores de la astronáutica y los cohetes espaciales, para encabezar una comisión que estudiaba los ovnis. Como resultado de este estudio, el Dr. Herman Oberth hizo una declaración, durante el verano de 1954, de que los ovnis fueron “concebidos y dirigidos por seres inteligentes de muy alto nivel. Probablemente no se originen en nuestro sistema solar, quizás ni siquiera en nuestra galaxia”. Al igual que William Lear, Townsend Brown y Wilbert Smith, Oberth opinó que los ovnis eran “impulsados distorsionando el campo gravitatorio, convirtiendo la gravedad en energía utilizable”. Este es precisamente el mismo período de tiempo en que la discusión sobre la antigravedad desapareció en la literatura abierta, y precisamente el mismo período de tiempo en que el científico de la «fusión» nazi en Argentina, el Dr. Ronald Richter, estaba siendo entrevistado en secreto por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que estaba siendo asesorado por Richter sobre las reacciones de fusión del litio-7, y su teoría de que los plasmas giratorios podrían transducir lo que él llamó «la energía del punto cero«.

En otras palabras, la Fuerza Aérea estadounidense probablemente llegó a conclusiones similares de que otro mecanismo de producción de energía se evidenciaba en las pruebas termonucleares, un mecanismo que era muy similar al que está detrás de los ovnis y, lo que es más importante, ese mecanismo parecía ser capaz de alterar o amortiguar las leyes de las reacciones nucleares, que de otro modo serían ineluctables. Ovnis, armas nucleares, efectos de transducción, activación gravitacional o espacio-temporal, antigravedad y nazis: todos estos temas se unen al mismo tiempo y cabe señalar que la primera reunión de Club Bilderberger también tuvo lugar en 1954. Pero ninguna de estas cosas es casual, y todas están profundamente relacionadas, pues lo que estamos viendo es la formación de una estructura para enfrentar, investigar y, en la medida de lo posible, controlar y emular el fenómeno ovni, lo que claramente plantea una amenaza simplemente a fuerza de su capacidad para interferir con las armas nucleares. Ninguna encuesta estaría completa sin una breve revisión de lo que parece ser un monitoreo ovni de las instalaciones reales de producción de armas nucleares. Ruppelt registra un incidente de 1952 en el que un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos avistó un objeto desconocido en sus radares sobre la planta de producción de plutonio en Hanford, Washington, y avistamientos similares ocurrieron allí en 1949, en la planta de enriquecimiento de uranio de Oakridge en 1950, y en la planta de producción de plutonio y tritio del río Savannah, en Carolina del Sur. Se han avistado 128 ovnis en instalaciones reales de producción y ensamblaje de bombas atómicas, como los Laboratorios Sandia, y en instalaciones de almacenamiento, como Kirtland, Base de la Fuerza Aérea, ambas en Albuquerque, Nuevo México, y en la base en Killeen, Texas. Entonces, ¿qué vamos a hacer con todo esto? ¿Qué implicaciones tienen estos incidentes para la formación de la cultura de los grupos de poder en la sombra, una cultura que, como hemos indicado, para el actual siglo XXI está empeñada en una política de “dominio de espectro completo”? ¿Cómo se puede tener tal cultura y política si los ovnis continúan deambulando libremente e interfiriendo con las comunicaciones básicas y con la propia disuasión nuclear? ¿Cuáles podemos conjeturar que habrían sido las posibles respuestas al fenómeno?

Solo los requisitos financieros ante la amenaza planteada por los ovnis, como se habría evaluado entre 1945-1954 durante la explosión de la era de la nuclear y en las primeras pruebas atmosféricas termonucleares, habría llevado a los planificadores a la creación de un vasto sistema de financiamiento completamente fuera de los libros oficiales para cumplir con los potenciales de una civilización de Tipo I o II que planteaba esta amenaza. Como tal, y por esta sola razón, si no por muchas otras, como por ejemplo, la oposición durante la Guerra Fría al comunismo, estos planificadores habrían recurrido a fuentes ocultas de financiación, y en ese momento habría principalmente dos: el inframundo criminal y sus actividades, y las élites supervivientes del Eje (básicamente Alemania Y Japón), así como su tesoro, no solo del botín saqueado, sino también basado en su experiencia científica. Como se vio en el anterior artículo ¿Existe un vasto sistema financiero oculto a nivel mundial?, esto es exactamente lo que sucedió. Sin embargo, esta habría sido una alianza incómoda en cualquier caso, particularmente entre los componentes angloamericanos y nazis, simplemente por la razón de que estos últimos parecían tener al menos alguna tecnología rudimentaria basada en el tipo de ideas que hemos sugerido, y los primeros deseaban adquirirlo. Los ovnis, cualquiera que sea su origen, eran una clara amenaza para el estamento militar estadounidense y también para el ruso, y podemos conjeturar que esto habría llevado a la creación dentro de ambas naciones de burocracias cuya misión era emular su desempeño a través del desarrollo tecnológico, y si fuese posible, superarlo. Esto daría, de golpe, también a esas naciones la capacidad de superar a su principal oposición terrestre: los Estados Unidos en el caso de la URSS, o por el contrario, la URSS en el caso de los Estados Unidos, al menos hasta la aparición de China como gran potencia. Por lo tanto, es imposible desenredar el tema ovni de las consideraciones de la Guerra Fría, o viceversa. Pero a un nivel más profundo, el fenómeno muy probablemente se habría convertido en un componente de los protocolos secretos entre los Estados Unidos y la URSS, ya que en ambos casos había demostrado una capacidad de interferir e incluso potencialmente lanzar los misiles de cada lado. Esto habría requerido que ambas partes implementaran procedimientos para verificar si, de hecho, una u otra parte era responsable, o bien un tercero, los ovnis, lo estaban haciendo bajo escenarios de bandera falsa verdaderamente cósmicos. Es importante comprender cuál habría sido el resultado de esta reflexión, a saber, la creación de una burocracia internacional compuesta por representantes de las potencias nucleares potencialmente amenazadas y cualquier miembro adicional que pudiera surgir, como Estados Unidos, la URSS, Francia, Reino Unido, China, India o Pakistán, así como de cualquier potencia nuclear «potencial» como Japón, Alemania, Israel o Irán. Esto por sí solo constituiría un grupo disidente por derecho propio. Además, según los requisitos tenidos en cuenta, uno con el mayor acceso a los equipos de seguimiento y vigilancia más sofisticados tanto en la tierra como en el espacio. Este acceso probablemente existiría dentro de la estructura de seguridad nacional de cada país, pero sería, de hecho, un grupo paralelo debido, tal vez, a su lealtad final a algo de naturaleza supranacional, internacional o cósmica.

De la misma manera, sin embargo, el faccionalismo dentro de tal estructura no podría probablemente evitarse, ya que las habilidades de los ovnis para interferir con los elementos de disuasión nuclear de estas naciones también habrían presentado otro escenario, uno que probablemente también habría sido perseguido simultáneamente con el surgimiento del grupo internacional al que se acaba de hacer referencia, porque los ovnis representaban una capacidad o potencial para las tecnologías de emulación de bandera falsa sin precedentes, es decir, si tales tecnologías pudieran reproducirse, sería concebible anular e invalidar la capacidad de lanzamiento de un oponente o, por el contrario, para organizar un «evento ovni» y lanzar los misiles de un país determinado, que luego sería interpretado falsamente por el grupo internacional mencionado anteriormente como un accidente de bandera falsa, sin necesidad de represalias. Recordemos los esfuerzos de la empresa Boeing para duplicar la capacidad de bloqueo de ovnis de la Base de la Fuerza Aérea de Malmstrom. Tal potencial encajaría bien con la cultura de “dominio de espectro completo” y las tecnologías emulativas de “negación plausible” que ya hemos indicado anteriormente. Uno ahora ve el punto principal. Cualquier forma en que uno se acerque al tema ovni representa un fenómeno geopolítico del más alto nivel, y habría provocado todo el espectro de respuestas, así como la creación concomitante de burocracias muy secretas y probablemente internacionales para lidiar con ello. Por la naturaleza del caso, esta respuesta también habría requerido el desarrollo de tecnologías para emular el desempeño y, si es posible, superar el desempeño observado. Esto habría requerido niveles de financiación sin precedentes hasta ahora, completamente fuera de los libros oficiales, y esto habría obligado a acuerdos con antiguos enemigos. Ya conocemos una de esas tecnologías: los satélites artificiales, que algunos han especulado que probablemente cumplieron una doble función no solo para observar los sitios de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales, sino también para la controlar la actividad de los ovnis.

Hay otro escenario potencial que se abre como resultado de especulaciones sobre los mecanismos de las armas nucleares, los pulsos longitudinales y el aparente interés de los ovnis en los sitios y pruebas nucleares, a saber, que si como sugiere Hastings los ovnis no solo estuvieran monitoreando sitios, demostrando potenciales amenazas, incluyendo la alteración potencial de los rendimientos de las bombas nucleares, enviando mensajes por estos medios y realizando exhibiciones aéreas provocativas en estos lugares, a menudo a plena luz del día, para que los poderes fácticos en Washington no pudiesen ignorar su presencia cerca de estos sitios clave relacionados con las armas atómicas, entonces esos poderes fácticos también pueden haber concluido que las detonaciones nucleares de alguna manera estaban dañando o al menos enviando mensajes potencialmente amenazadores a quienquiera que estuviera detrás de los ovnis y, por lo tanto, aquí se puede indicar una razón secreta para las pruebas nucleares continuas de varias naciones, incluidos Estados Unidos, Rusia, Francia, China e India. Como mínimo, la correlación de la actividad ovni con las pruebas nucleares revisadas aquí indica que tal correlación puede ser en sí misma un objeto de estudio continuo de tales pruebas. En particular, cuando se propuso la idea de que las tecnologías de emulación de ovnis implicaban la capacidad de manipular la energía de los sistemas planetarios de Tipo I y un compromiso financiero proporcionalmente grande, no estábamos muy lejos, ya que, como ahora confirman artículos recientes, la idea de un «impulsor warp espacial» ahora se está probando en experimentos de prueba de concepto. El desplazamiento por curvatura, warp drive, que podemos definir como empuje por curvatura, o simplemente curvatura (warp), también llamado impulso de deformación o impulso de distorsión, es una forma actualmente teórica de propulsión superlumínica (más allá de la velocidad de la luz) nacida en el universo creado por la ficción de la antigua serie televisiva Star Trek. Este empuje permitiría propulsar una nave espacial a una velocidad equivalente a varios múltiplos de la velocidad de la luz, mientras se evitan los problemas asociados con la dilatación relativista del tiempo. Este tipo de propulsión se basa en curvar o distorsionar el espacio-tiempo, de tal manera que permita a la nave acercarse rápidamente al punto de destino. El empuje por curvatura no permite, ni es capaz de generar, un viaje instantáneo entre dos puntos a una velocidad infinita, tal y como ha sido sugerido en algunas obras de ciencia ficción, en las que se emplean tecnologías imaginarias como el hipermotor o el motor de salto, pero si es capaz de hacer una gran diferencia con respecto a las velocidades convencionales relativistas. Una diferencia entre la propulsión de curvatura y el uso del hiperespacio es que en la propulsión de curvatura la nave no entra en un universo (o dimensión) diferente.

Simplemente se crea alrededor de la nave una pequeña burbuja (burbuja de curvatura) en el espacio-tiempo, y se generan distorsiones del espacio-tiempo para que la burbuja se aleje del punto de origen y se aproxime a su destino. Las distorsiones generadas serían de expansión detrás de la burbuja (alejándola del origen) y de contracción delante de la burbuja (acercándola al destino). La burbuja de curvatura se situaría en una de las distorsiones del espacio-tiempo, sobre la cual cabalgaría de manera análoga a como los surfistas lo hacen sobre una ola de mar. El problema, por supuesto, cada vez que uno está diseñando la estructura del espacio-tiempo localmente, uno tiene el potencial para un arma que haría que una bomba de hidrógeno pareciera un petardo. De hecho, ya hemos presentado especulaciones sobre por qué las primeras pruebas termonucleares arrojaron rendimientos tan anómalos. Y, de hecho, si producir una deformación espacial práctica requiriera la energía de un planeta como Júpiter, entonces convertirlo en un arma también podría destruir un planeta, como tal vez ya pasó con el planeta que había entre Marte y Júpiter y que ahora ocupa el cinturón de asteroides, muy probablemente los restos de dicho planeta. El difunto Ben Rich, que fue director en la empresa Lockheed, fue citado después de su jubilación y antes de su muerte, diciendo que los científicos en proyectos negros habían encontrado «un error en las ecuaciones«, y que ahora teníamos la capacidad de «llevar ET a casa«. En el contexto, estas son palabras escalofriantes, porque si son ciertas, entonces significa que los grupos de poder en la sombra realmente se han independizado y tiene acceso a tecnologías que pueden alterar o destruir el mundo. Pero hasta el momento en que estas capacidades se lograran realmente, ¿qué harían unos grupos de poder en la sombra para controlar el fenómeno ovni? Se buscaría, en mi opinión, no sólo emularlo, sino controlar la interpretación del fenómeno, buscando controlar la fuerza más poderosa del cosmos: la conciencia y la mente misma. Una supuesta carta de 1986 de Ben Rich a Johan Andrews, llamando a los ovnis «Oportunidades no financiadas«, sugieren sistemas encubiertos de finanzas detrás de proyectos secretos.

En relación a los ovnis, mientras escribía este artículo ha sido publicado en distintos medios que el ex oficial de inteligencia norteamericano David Grusch ha asegurado en el Capitolio que el Gobierno de Estados Unidos oculta tanto naves de origen extraterrestre como evidencias de «inteligencia no humana«. Todo ello frente a un subcomité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos encargado de investigar los llamados «fenómenos anómalos no identificados«, que han escuchado los testimonios tanto de David Grusch como de los militares David Fravor y Ryan Graves. Y es que, a pesar de que reconoce que no lo ha visto con sus propios ojos, Gursch se apoya en numerosos informes y en las más de 40 entrevistas que ha realizado durante estos últimos cuatro años para hablar sobre el tema. David Grusch ha reconocido, en declaraciones al republicano Robert García, que el gobierno de Estados Unidos oculta numerosos ovnis capturados y que conoce la localización de cada uno de ellos. De hecho, ha reconocido que no tiene ningún problema en compartir su posición con la comisión de inteligencia con el objetivo de que se esclarezcan los hechos. A pesar de que ha reconocido haber recibido represalias por el hecho de denunciar este secretismo, llegando incluso a temer por su vida por el hecho de hablar abiertamente sobre la vida extraterrestre, Grusch ha dejado claro que quiere llegar hasta el final. En su caso, Grusch asegura que vio su primer ovni cuando era piloto de un F-18 en 2014. Durante un vuelo que partió de la costa Este a la altura de Virginia Beach, el militar detectó un «cubo gris oscuro o negro dentro de una esfera transparente que se acercó a 15 metros del avión que encabezaba la flotilla«. En declaraciones al Capitolio dijo que la nave tenía «entre 1,6 y 3 metros de diámetro«. A raíz de este primer encuentro, Grusch reconoce que ha detectado muchos otros y que incluso han llegado a considerarlo un problema por si impactaban con cualquiera de las aeronaves. Según Grusch, «los avistamientos no son raros, ni aislados. Son la rutina«. No obstante, el que fuera oficial de inteligencia del gobierno de Estados Unidos ha reconocido que no ha visto vida extraterrestre con sus propios ojos. A pesar de ello, sí que ha recogido numerosos testimonios durante estos últimos años que hablan acerca de estos encuentros. Tras ser preguntado por la republicana Nancy Mace acerca de los cuerpos no terrestres sobre los que ha oído hablar, Grusch ha confirmado que durante estos últimos años se han recuperado «elementos biológicos» de alguna nave que se ha estrellado contra la Tierra y que no eran humanos.

A pesar de que se ha negado a responder algunas preguntas, principalmente aquellas relacionadas con un primer contacto entre el gobierno de Estados Unidos y las fuerzas extraterrestres, el militar sí que ha asegurado que el gobierno tiene un programa para estudiar la supuesta tecnología extraterrestre e intentar reproducirla a través de la llamada ingeniería inversa. De hecho, asegura que algunas de estas personas que trabajan con esta tecnología han resultado heridas al intentar manipular los equipos capturados. Por otro lado, David Fravor también ha hablado acerca de su encuentro con un objeto volador no identificado. El suceso en cuestión se produjo en 2004, cuando participó en unas maniobras de entrenamiento como piloto de un Strike Fighter en la costa de San Diego. En declaraciones al Capitolio, Fravor ha asegurado que un controlador les comunicó que había que suspender la misión porque llevaban un par de semanas topándose con artefactos que bajaban como el rayo de los 80.000 a los 20.000 pies y se quedaban a esa altura durante horas. Tras ser preguntado sobre esta nave, Fravor ha explicado que desafiaba las leyes de la física tal y como las conocemos y que nunca había visto nada igual. De hecho, reconoce que nunca había visto una nave igual. En declaraciones al republicano Nick Langworthy, Fravor recuerda que aquella nave era consciente de su presencia y que esta igualó su velocidad desde cero en un instante. Algo que no podría hacer ni tan siquiera la aeronave más rápida del planeta, asegurando así que contaba con una tecnología nunca antes vista. De hecho, no contaba ni tan siquiera con alas: «Desafiaba la ciencia que conocemos«. De esta manera, los militares han podido hablar acerca de los últimos casos avistados y el bando republicano le ha pedido al gobierno una mayor transparencia sobre estos hechos para esclarecerlos cuanto antes.

Según dijo el general ruso Leonid Ivashov en Bruselas el año 2006: “La operación del 11 de septiembre de 2001 modificó el curso de los acontecimientos en el mundo en la dirección elegida por las mafias transnacionales y los oligarcas internacionales; es decir, los que aspiran a controlar los recursos naturales del planeta, la red mundial de información y los flujos financieros. Esta operación también favoreció a la élite económica y política estadounidense que también busca el dominio mundial”. Uno podría haber diseccionado todo el evento del 11 de septiembre de 2001 como un gran ritual, representado en una escala terrestre y cósmica, como una gran invocación de magia ritual y sacrificio por parte de un grupo disidente internacional. También se podría señalar que muchos casos de abducciones de ovnis son posiblemente abducciones psicológicas militares de algún tipo, y al hacerlo se podría señalar, como lo hizo el Dr. Jacques Vallee, que algunos relatos de abducciones son demasiado inquietantemente paralelos a los relatos medievales del íncubo y el súcubo. Uno podría argumentar de manera similar, como lo hizo el Dr. Jacques Vallee una vez más, que al menos alguna tecnología ovni parece estar diseñada deliberadamente para ser una tecnología psicotrónica, es decir, una tecnología desarrollada con el propósito expreso de efectuar algún tipo de transformación en la conciencia de su espectadores. En resumen, se podría argumentar que hay un aspecto relacionado con la conciencia en el fenómeno ovni, así como un aspecto de componentes tecnológicos detallados. Y este factor afectaría significativamente la cultura de los grupos de poder en la sombra. De hecho, mientras esos grupos intentaban afanosamente construir tecnologías de emulación, es decir, tecnologías que se parecían o emulaban el desempeño de los ovnis, al mismo tiempo podrían intentar controlar la percepción pública del fenómeno a través de tecnologías de emulación de un tipo completamente diferente: aquellas diseñadas para producir un efecto en la conciencia pública.

Fue, una vez más, el escritor y editor estadounidense especializado en ufología, teoría de la conspiración, la Seguridad Nacional de los Estados Unidos y la Guerra Fría, Richard M. Dolan, quien hizo la conexión con el aspecto de la conciencia con respecto a la cultura de los grupos de poder en la sombra, con una serie extensa y detallada de comentarios sobre un grupo militar, de inteligencia y científico «informal» que llegó a ser conocido en los círculos de ovnis como «el aviario«. Citando un caso descubierto por el investigador Howard Blum de un objeto espacial desconocido que está siendo rastreado por el comando espacial de Estados Unidos dentro de la antigua sede de NORAD en Cheyenne Mountain, Colorado Springs, Dolan da los detalles de este grupo: “Blum escribió que un informe sobre el Fastwalker terminó en el escritorio de un tal Coronel Harold Phillips en la Dirección de Administración y Operaciones de la DIA. Blum reveló que Phillips también era el coordinador asociado de actividades de reconocimiento espacial de DIOA. Esta era una posición poderosa y sensible que ayudó a determinar las misiones de los satélites espías estadounidenses. Blum luego describió cómo Phillips organizó un Grupo de Trabajo OVNI interdisciplinario a partir de 1987. Estaba compuesto por científicos y oficiales de toda la comunidad de defensa e inteligencia, y trabajaba en lo profundo de una bóveda segura dentro del Pentágono”. Ciertos elementos de la narrativa de Blum eran correctos. Sin embargo, el nombre, el marco de tiempo y muchos otros detalles estaban equivocados. Investigaciones posteriores de al menos tres investigadores, como Grant Cameron, Timothy Good y Joseph P. Farrell han corregido y agregado más detalles a lo que realmente ocurrió, aunque la mayoría de las actividades del grupo siguen siendo desconocidas para el público. Se sabe que la identidad de Harold Phillips es el coronel John B. Alexander, que fue un ex comandante de los Boinas Verdes que participó en el programa Phoenix durante la guerra de Vietnam. Asimismo buscó la Atlántida en las islas Bimini, fue funcionario de la organización Silva Mind Control y un experto mundial en el campo de las armas no letales. Tenía una amplia experiencia y conocimiento de la visión remota, así como de las armas acústicas que podían incrustar mensajes subliminales o afectar la fisiología de una persona. Al formar este grupo, Alexander buscó evitar una atención indebida y ciertamente nunca lo llamó algo tan obvio como un «Grupo de Trabajo Ovni«. En cambio, seleccionó el título más impreciso de «Grupo de Física Teórica Avanzada«.

Según un miembro del grupo que habló confidencialmente con Joseph P. Farrell, el grupo se reunió un total de cuatro veces: el 21 y 22 de mayo de 1985, el 6 y 7 de agosto de 1985, el 24 de abril de 1986 y el 18 de noviembre de 1987. Las tres primeras reuniones tuvieron lugar en BDM McLean Secure Facility en Virginia, y la última en el Pentágono. Un memorando filtrado a Grant Cameron incluía información sobre la primera reunión, que ocurrió del 20 al 25 de mayo de 1985, e incluía una lista parcial de asistentes. Más tarde, Timothy Good recibió una lista completa de esa reunión, que incluía a Robert Wood (McDonnell Douglas), Ronald Blackburn (Fuerza Aérea y anteriormente Agencia Nuclear de Defensa), Milt Janzen, Don Keuble (Lockheed Aircraft), Harold Puthoff (jefe de visualización remota del programa SRI, anteriormente empleado por la NSA), Ed Speakman (Inteligencia del Ejército), Howell McConnell (NSA), Bill Wilkinson (CIA), y el coronel Alexander. La presencia de individuos dentro de este «Grupo de Física Teórica Avanzada«, con claras conexiones con las «ciencias de la conciencia«, como el mismo coronel Alexander, o el famoso físico teórico y coordinador del programa de visión remota Hal Puthoff, sugiere fuertemente que al menos algunos en el complejo ejército-inteligencia habían llegado a la conclusión de que algunos aspectos del fenómeno ovni representaban una conexión con la conciencia y que debían investigarse. Pero, ¿cómo podría uno racionalizar o aplicar «ingeniería inversa» a una cadena de razonamiento que podría haber llevado a esta conclusión, y cuáles serían las implicaciones para la cultura de los grupos de poder en la sombra? La respuesta posiblemente radica en una técnica o enfoque peculiar de una base de datos muy conocida y pública. La base de datos simplemente consistiría en todos esos textos antiguos que se refieren a interacciones humanas, interacciones que incluyen «guerras cósmicas» con o entre «los dioses«. Además, la base de datos incluiría todos los textos filosóficos de naturaleza cosmológica o metafísica, desde los textos védicos de la India hasta los textos pitagóricos, platónicos, neoplatónicos, herméticos y egipcios de los primeros días de la civilización occidental. Esta base de datos también incluiría ciertos textos gnósticos y otros del período más temprano de la historia del cristianismo, textos como La hipóstasis de los arcontes, un texto que se ha conservado en un único testigo copto, constituyendo el tratado 4 del Códice II de Nag Hammadi, o los textos teúrgicos del filósofo neoplatónico Jámblico, que indicaba que los «seres superiores» ciertamente podrían ser contactados a través de diversos ritos teúrgicos y estados de conciencia.

La técnica, sin embargo, no sería tan clara, pero habría sido evidente para personas como Hal Puthoff, con su experiencia en topologías de orden superior. A lo largo de muchos de sus libros, Joseph P. Farrell se ha referido, indirecta o abiertamente, a lo que ha llamado la Metáfora Topológica del Medio Físico. Esta metáfora se encuentra en muchos textos antiguos, y ha revisado algunos de ellos en términos de esta metáfora. A través de tal enfoque topológico de tales textos, lo que hubiera sido inmediatamente evidente para personas como Puthoff en el grupo, era que el lenguaje de la metafísica filosófica clásica sería fácilmente “traducible”, o decodificable, como ciertas concepciones dentro de las matemáticas. Pero, ¿qué quiere decir  Farrell con esto? Aquí es básico referirse a notas privadas que le han llevado al desarrollo de esta idea a lo largo de los años. Estas son concepciones difíciles, y para apreciar y comprender completamente lo que se dice aquí se requiere una familiaridad con lo que se ha desarrollado previamente sobre esta metáfora topológica. El eminente filósofo jesuita Francis Copleston reprodujo la siguiente tabla en su célebre historia de la filosofía sobre los componentes del giro platónico (nepiayroyn) y su doctrina de los universales. Cabe destacar aquí el término «matemáticas«, porque este es el indicador más claro de que Platón no tenía en mente una doctrina de universales metafísicos en el sentido que normalmente se enseña en las academias. Platón está, en una palabra, describiendo la idea de topología en el lenguaje disfrazado de metafísica formal. Esta concepción topológica demuestra ser una «piedra de Rosetta» analógica, que revela la metáfora topológica formalmente explícita detrás de las concepciones y símbolos metafísicos clásicos, ya que de las consideraciones anteriores será evidente que una especie de cálculo analógico revela que muchas de las concepciones de la metafísica clásica, la filosofía metafísica y los términos simbólicos asociados con ellos no son más que los símbolos de la «física» de la diferenciación de la materia prima. Tal, de hecho, era la visión de los antiguos del término «metafísica» en sí. Ellos, tal vez, llamarían «metafísica» a lo que sería “física hiper-dimensional». Tal idea de un cálculo analógico va más allá y revela que tales términos y símbolos son capaces de una definición topológica formalmente explícita, lo que implica un grado de sofisticación original del que la metafísica clásica puede ser un cierto legado.

Ahora bien, si bien este extracto de las notas privadas de Joseph P. Farrell puede no haber tenido el menor sentido específico para algunos lectores, una cosa, lo importante, que surge de él es que términos tales como «sustancia, esencia, naturaleza, accidente, operación, etc.» a partir de la filosofía metafísica clásica tendría análogos directos en las matemáticas y, más específicamente, en la topología, la combinatoria, la teoría de conjuntos, etc. Este es el hecho que habría sido inmediatamente evidente para cualquier persona con los antecedentes de Puthoff al examinar ciertos tipos de textos antiguos. Por lo tanto, al ver los textos antiguos de esta manera, la naturaleza «analógica» de sus doctrinas del medio físico se habría hecho evidente de inmediato para alguien como Puthoff, y esto a su vez habría implicado una conexión directa, cuyas leyes exactas eran aunque desconocidas, entre el medio físico y la conciencia. Esto tendría profundas repercusiones para la cultura de los grupos de poder en la sombra, ya que se habría realizado un esfuerzo, como el programa de visualización remota, para comprender esta conexión. Pero hay más. En la doctrina de Platón, el proceso de pasar del mundo perceptible a las “matemáticas” es también un proceso de rememoración o anamnesis, un pasar de los órdenes inferiores a los superiores; Podríamos, si tuviéramos que poner tales conceptos en términos de la física moderna, decir que tal giro platónico (nepiayroyn) pasaría de un mundo de tres dimensiones espaciales a mundos de dimensiones superiores,  de cuatro, cinco dimensiones, etc., un proceso que solo puede modelarse matemáticamente y, curiosamente, en este mundo superior que Platón llama «las matemáticas«. Pero para Platón es importante notar que este volverse a “las matemáticas” es también un proceso de rememoración, literalmente de recordar el propio descenso de los reinos superiores a los inferiores, y esto da lugar a la posibilidad altamente especulativa y radical de lo que podemos llamar “tecnologías anamnéticas”, tecnologías que, por su propio poder computacional, podrían recrear con precisión formal los pasos detallados de este descenso o ascenso, y por lo tanto, tecnologías que tienen el potencial de “invocar” o incluso “encarnar” algunos de estos reinos o seres superiores. Tales tecnologías, de manera similar, permitirían a una civilización en posesión de ellas coordinar operaciones psicológicas a una escala cósmica. Tales consideraciones son, por supuesto, especulativas. Pero dado el vasto panorama de una cultura cuya sed de poder de todo tipo es virtualmente ilimitada, debemos concluir que si podemos pensar en ello, también ellos pueden.

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Fuentes:

Joseph P. Farrell – Covert Wars and Breakaway Civilizations The Secret Space Program, Celestial Psyops and Hidden Conflicts

Garcia Aller Marta – El fin del mundo tal y como lo conocemos

Marta Peirano – El enemigo conoce el sistema

James Bridle – New Dark Age

Zechariah Sitchin – Las guerras de los dioses y los hombres

Joseph P. Farrell – Nazi International The Nazis Postwar Plan to Control the Worlds of Science, Finance, Space, and Conflict

Joseph P. Farrell – The SS Brotherhood of the Bell The Nazis Incredible Secret Technology

Joseph P. Farrell – The Giza Death Star

Joseph P. Farrell – The Cosmic War Interplanetary Warfare, Modern Physics, and Ancient Texts

Joseph P. Farrell – Genes, Giants, Monsters, and Men The Surviving Elites of the Cosmic War and Their Hidden Agenda

Bruce Rux – Architects of the Underworld: Unriddling Atlantis, Anomalies of Mars, and the Mystery of the Sphinx

Tom Bearden – Oblivion: America at the Brink

Tom Bearden – Solutions to Tesla’s Secrets and the Soviet Tesla Weapons

De Santillana y Von Dechind – Hamlet’s Mill

RA Boulay – Flying Serpents and Dragons

El Mahabharata

James M. McCanney – Atlantis to Tesla: The Kolbrin Connection

Van Flandern – Dark Matter, Missing Planets, and New Comets

agosto 29, 2023 - Posted by | Temas Generales

1 comentario »

  1. Gracias Manel por tu gran aporte al conocimiento y a lo se mueve en esta esfera azul. Eres admirable. Nuevamente GRACIAS.

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    Comentarios por estherramona | agosto 29, 2023 | Responder


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